«Es el momento de activar una emergencia antirracista como primera vacuna a una de las plagas más nocivas que afecta a nuestra sociedad».
Los lectores francófonos recordarán la primera página del diario regional Le Courrier Picard, que titulaba el 26 de enero “Alerta amarilla”, y mencionaba en su editorial un “peligro amarillo”, en referencia al resentimiento hacia la población china al final del siglo XIX, según el periódico alemán Die Welt.
En su artículo: «Se busca vacuna contra el (neo)colonialvirus», Yasmine Khris Maanri lanza la pregunta: ¿Es el racismo todavía una enfermedad institucionalizada que tenemos que curar?
Y es que esta situación, dice la autora, pone de relieve la situación de gran vulnerabilidad en la que se encuentran las personas refugiadas, migrantes y racializadas, a nivel internacional. La histeria ante lo desconocido alimenta a los mismos detractores de la convivencia.
Las derechas se apoderaron de la ola sensacionalista e instrumentalizaron el miedo a costa de las minorías oprimidas
Ya se trate del presidente estadounidense denominando al covid19 “virus chino” (o incluso “Kung Flu”), o de las declaraciones más que lamentables de los representantes del partido de extrema derecha VOX, las derechas se apoderaron de la ola sensacionalista e instrumentalizaron el miedo a costa de las minorías oprimidas, así como destaca la asociación belga Plateforme 21/03:
A nivel europeo, el FPÖ de Austria ha pedido poner en cuarentena a todos los inmigrantes indocumentados, cerrar fronteras y suspender el derecho internacional al asilo “incluso indefinidamente” y el mismo Salvini fue el primero en culpar a los migrantes de África (en un momento en el que el continente solo registraba tres casos).
En Francia, la situación es preocupante: desde la implementación de la cuarentena, los relatos de abusos policiales se han multiplicado y los actos racistas han alcanzado niveles alarmantes, pues se están normalizando. A esta normalización contribuyenn figuras políticas como el muy controvertido politólogo Eric Zemmour, quien afirmaba que había “africanos que no respetan el confinamiento, justificando que Ala les protegía”. Un bulo luego desmentido por el alcalde del municipio señalado.
Las estructuras xenófobas siempre siguen el mismo esquema, se comportan de manera piramidal, echando la culpa hacia el de abajo.
Resulta que estas estructuras xenófobas siempre siguen el mismo esquema, se comportan de manera piramidal, echando la culpa hacia el de abajo, el que viene de fuera, el extranjero o el migrante. Y en tiempos de coronavirus, se exacerban. Si durante las crisis y pandemias los efectos de la lucha de clases se hacen cada vez mas notorios, el covid19 es un amplificador de racismo por sí solo.
Normalizar un vínculo inexistente entre el coronavirus y minorías vulnerables solo tendrá una consecuencia: causará más divisiones cuando el miedo y la desconfianza son la norma, y el virus en sí ya es una carga mental y física para muchas familias y comunidades.
OPINIÓN | Es el momento de activar una emergencia antirracista como primera vacuna contra una de las plagas más nocivas que afecta a nuestra sociedad.
Por @yaskmaansri https://t.co/gxOOwKJgNZ
— El Salto (@ElSaltoDiario) March 29, 2020
Al final, el odio hacia ciertas comunidades no es solo fruto de las políticas, sino del rechazo profundo que siempre acompaña cualquier brote de agentes patógenos. Hagámosle frente.Ahora se trata de resaltar otra cosa: permanecer unidos y empáticos mientras el virus se instala en todos los aspectos de nuestras vidas.
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