Beber, cocinar, higienizarse, regar cultivos, un sinfín de actividades que permiten la vida dependen del agua. Sin embargo, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, dos de cada tres personas en el mundo no tienen acceso constante al agua en sus hogares. México es uno de los países latinoamericanos donde este problema está vigente y empeora con el paso del tiempo.
Tal es así que en el país «alrededor de ocho millones de personas reciben agua tandeada», con una frecuencia variable que puede ir desde un suministro vez cada tres días a períodos más espaciados. Adicionalmente, más de dos millones de hogares solo consiguen el recurso acarreándola de ríos, lagunas y arroyos», contó a Sputnik la periodista mexicana Thelma Gómez, Editora de Mongabay Latam, sitio especializado en periodismo ambiental.
Esta forma de asignación provocó que mientras algunos lograron acaparar en sus terrenos cantidades ingentes del recurso, importantes cauces de agua que abastecían a comunidades enteras se vieran mermados o directamente secados.
De acuerdo al estudio realizado por Gómez junto a Mexicanos Unidos Contra la Corrupción, se pudo observar además que los dueños del agua eran ni más ni menos políticos, empresarios y empresas y hasta caciques locales.
A través de su estudio descubrieron, además, que el abultado número de concesiones por persona respondía al uso del llamado ‘mecanismo de transmisión de derechos’, que la periodista describió como «una especie de mercado negro» de permisos de explotación, que ha abonado «la desigualdad que vive la nación respecto al acceso del agua».
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