Ante la narrativa apocalíptica que acompaña a la pandemia de COVID-19, no es ocioso recordar lo dicho por el padre de la propaganda Edward Bernays.
Dicha “clase especializada”, la integra según Lippmann una minoría de gente “responsable” que ejerce la planeación y la función ejecutiva de la vida económica, social y política de una mayoría denominada por el estadounidense como “el rebaño desconcertado”, irresponsable e ignorante que se limita a ser espectadora, en lugar de participar activamente en el diseño y el manejo cotidiano de los intereses comunes.
El intelectual estadounidense Noam Chomsky explica que, según la teoría de Lippmann, las élites dominantes (clases política y empresarial) no deben permitir a la gente encargarse de sus asuntos, porque son irresponsables e incapaces de hacerlo, por lo que la información suministrada por los medios de comunicación debe estar rígidamente controlada con el propósito de manufacturar o fabricar el consenso de la llamada “opinión pública”.
En tiempos de «pandemia», de miedo y desconcierto en casi todo el mundo, las élites dominantes no renuncian de ninguna manera a sus creencias, y mucho menos a sus intereses.
El intelectual francés Thierry Meyssan, afirma en su artículo: Golpistas a la sombra del coronavirus , que ante la pandemia, el estado profundo estadounidense se encuentra agazapado en la sombra y advierte:
¿Está sirviendo la crisis del COVID-19 para la modificación del poder mundial, mientras «el rebaño desconcertado» se queda en casa encerrando igualmente en ella su capacidad de reflexionar y pensar?
Fake News (noticias falsas), es una de las etiquetas de moda para referirse a lo que en realidad es un viejo enemigo de la democracia: la propaganda. Sin pretender insinuar de ninguna que el coronavirus sea falso, lo que sería irracional, no es ocioso ante la narrativa apocalíptica que acompaña a la pandemia, recordar las palabras del sobrino de Sigmund Freud y padre de la propaganda: Edward Bernays
Rubén Luengas/Entre Noticias