COVID-19 y el rebaño desconcertado / por Rubén Luengas

¿Está sirviendo la crisis del COVID-19 para la modificación del poder mundial, mientras “el rebaño desconcertado” se queda en casa encerrando igualmente en ella su capacidad de reflexionar y pensar?

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Ante la narrativa apocalíptica que acompaña a la pandemia de COVID-19, no es ocioso recordar lo dicho por el padre de la propaganda Edward Bernays.

Teoría de gran vigencia aquella sobre “el rebaño desconcertado” de Walter Lippmann, influyente periodista estadounidense convencido de que los intereses de la sociedad deben ser manejados por una “clase especializada” capaz de tomar las decisiones que la gente común, según Lippmann, no está capacitada para tomar.

Dicha “clase especializada”, la integra según Lippmann una minoría de gente “responsable” que ejerce la planeación y la función ejecutiva de la vida económica, social y política de una mayoría denominada por el estadounidense como “el rebaño desconcertado”, irresponsable e ignorante que se limita a ser espectadora, en lugar de participar activamente en el diseño y el manejo cotidiano de los intereses comunes.

El intelectual estadounidense Noam Chomsky explica que, según la teoría de Lippmann, las élites dominantes (clases política y empresarial) no deben permitir a la gente encargarse de sus asuntos, porque son irresponsables e incapaces de hacerlo, por lo que la información suministrada por los medios de comunicación debe estar rígidamente controlada con el propósito de manufacturar o fabricar el consenso de la llamada “opinión pública”.

En tiempos de «pandemia», de miedo y desconcierto en casi todo el mundo, las élites dominantes no renuncian de ninguna manera a sus creencias, y mucho menos a sus intereses.

El intelectual francés Thierry Meyssan, afirma en su artículo: Golpistas a la sombra del coronavirus , que ante la pandemia, el estado profundo estadounidense se encuentra agazapado en la sombra y advierte:

«A través de la historia, las crisis siempre han servido de pretexto a quienes tratan de explotar el ‎argumento de la «urgencia» para modificar el poder sin que la opinión pública tenga tiempo de ‎reflexionar. Esa coartada ha funcionado a menudo».


 ¿Está sirviendo la crisis del COVID-19 para la modificación del poder mundial, mientras «el rebaño desconcertado» se queda en casa encerrando igualmente en ella su capacidad de reflexionar y pensar?

Fake News (noticias falsas), es una de las etiquetas de moda para referirse a lo que en realidad es un viejo enemigo de la democracia: la propaganda. Sin pretender insinuar de ninguna que el coronavirus sea falso, lo que sería irracional, no es ocioso ante la narrativa apocalíptica que acompaña a la pandemia, recordar las palabras del sobrino de Sigmund Freud y padre de la propaganda: Edward Bernays

“La manipulación consciente e inteligente de los hábitos organizados y las opiniones de las masas es un importante elemento en la sociedad democrática. Aquellos que manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder dominante de nuestro país.(…) Estamos gobernados, nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos creados, nuestras ideas sugeridas, en gran medida por hombres de los que nunca hemos escuchado hablar. Este es el resultado lógico de la forma en la cual está organizada nuestra sociedad democrática.»

 

Rubén Luengas/Entre Noticias

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