Ante la crisis sanitaria que se vive a nivel mundial, se debe asegurar que las recomendaciones para la prevención y mitigación del COVID-19 lleguen a las personas refugiadas o migrantes, señaló ONU Mujeres México.
De lo contrario, añadió, mujeres y niñas migrantes y refugiadas pueden experimentar un aumento de casos de violencia sexual y basada en género derivados de las medidas del aislamiento y confinamiento en los hogares o albergues.
Ello debido a que por su estatus migratorio o por dependencia derivada de sus casos de solicitud de la condición de refugiado tienen miedo a denunciar, además de encontrarse imposibilitadas para acceder a servicios de atención o canales de denuncia.
A través del documento «Mujeres migrantes y refugiadas en el contexto del COVID-19» publicado en sus redes sociales, ONU Mujeres refirió que las medidas de sana distancia han reducido la actividad de proyectos y organizaciones que atendían principalmente a poblaciones migrantes y refugiadas.
Esta situación, agrega, se agrava en el caso mexicano si se señala que es el segundo país a nivel mundial con el mayor número de mujeres emigrantes: 5.8 millones en 2015. Además 22.8 por ciento del flujo de tránsito por México, originario de Centroamérica y repatriado por las autoridades mexicanas son mujeres.
En las estaciones migratorias, donde puede haber condiciones precarias por hacinamiento, falta de higiene, de acceso a servicios de salud, entre otras, hay dificultades para aplicar las medidas sanitarias y de distanciamiento para reducir el riesgo de contagio que son recomendadas por la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) frente al coronavirus.
Los albergues y centros de acogida que reciben personas migrantes y refugiadas pueden cerrar o limitar el ingreso de personas para cumplir con las medidas de prevención y evitar el contagio, disminuyendo así las opciones de alojamiento seguro y exacerbando riesgos de explotación sexual.
Los servicios y apoyo a sobrevivientes de violencia sexual y de género (VSG) (gestión clínica y psicosocial) pueden interrumpirse cuando los servicios de salud están enfocados en COVID-19, incluyendo el acceso a salud sexual y reproductiva.
En ese sentido, la ONU México expuso que los países deben garantizar que las personas migrantes y refugiadas reciban atención médica, incluyendo los servicios de salud sexual y reproductiva, independientemente de su nacionalidad y estatus migratorio.
Asimismo, las estaciones migratorias deben asegurarse de que se cumplan en la práctica con las medidas recomendadas por la OMS/OPS, y garantizar que las personas migrantes tengan acceso a la salud, a pruebas de detección de la COVID-19 y a medidas de distanciamiento que reduzcan los riesgos de contagio.
Los países también deben apoyar a albergues de la sociedad civil con alimentación e insumos de higiene en línea con las recomendaciones de OMS/OPS para asegurar que permanezcan en operación y con acceso a servicios básicos en todas las etapas de la contingencia.
Por último, apoyar a refugios seguros para mujeres y niñas sobrevivientes de violencia sexual y basada en género y sus familias, muchos de los cuales reciben a mujeres migrantes y refugiadas, garantizando que tengan insumos alimentarios y de higiene y que puedan estar en operación en todas las etapas de la contingencia.
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