Ayer la Unión Europea inició un debate sobre un certificado de vacunación, propuesto por Grecia pero que ha suscitado preocupación en algunos países por el riesgo de discriminación contra las personas que no se vacunen. El objetivo es que las vacunas voluntarias se conviertan en obligatorias, es decir, una nueva eliminación de derechos fundamentales.
Entre las controversias que suscita la posible puesta en marcha de un ‘pasaporte de vacunación’ está también la cuestión de los límites del control que los Estados democráticos pueden ejercer sobre sus ciudadanos.
El primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis presentó la semana pasada la idea de un pasaporte de vacunación homologado, que permitiría a las personas vacunadas viajar para dar un impulso a la industria del turismo, que ha sido golpeada por los confinamientos y toques de queda.
El debate se centró en el reconocimiento mutuo de esos certificados y en la creación de una plataforma digital para reunir e intercambiar datos sobre la vacunación, en particular para evaluar su eficacia.
“En el futuro podría haber otras razones (no médicas) para utilizar estos certificados o datos”, dijo el Vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic.
Pero “en ningún caso queremos crear una situación en la que las personas que no quieran o no puedan ser vacunadas, por ejemplo por razones médicas, vean restringidos sus derechos y libertades”, subrayó.
Sefcovic añadió que el pasaporte podría ser una de las diversas opciones para viajar, refiriéndose también a la presentación de una prueba de PCR negativa, que actualmente se exige para la entrada en algunos Estados Miembros.
Francia y Alemania consideran prematura la idea de un pasaporte de vacunación, dada la pequeña proporción de la población que ha recibido la vacuna. El Secretario de Estado francés Clément Beaune dijo el domingo que “sería chocante, en un momento en el que esta campaña de vacunación todavía está comenzando en toda Europa, que haya más derechos para algunas personas que para otras”.
La ministra belga de Asuntos Exteriores, Sophie Wilmès, subrayó que “este certificado no puede atentar contra las libertades individuales o la movilidad transfronteriza” o “provocar una discriminación entre los ciudadanos europeos mientras no se generalice el acceso a las vacunas”, según un comunicado de prensa del ministerio.
El Secretario de Estado alemán para Asuntos Europeos, Michael Roth, también planteó la cuestión de si los vacunados ya no transmitían el virus.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, dijo el domingo que el debate se retomaría en la cumbre del jueves, reconociendo que era un tema “sensible”.
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