El Vaticano ha advertido a sus empleados que pueden correr el riesgo de perder sus puestos de trabajo si se niegan a recibir una vacuna contra el covid-19
El Vaticano firmó un decreto este jueves que indica que podrá llegar «a terminar la relación laboral» de los empleados que rechacen vacunarse contra Covid-19 si no tienen «comprobadas razones de salud».
Las sanciones previstas en el artículo 6 se refieren a una ley del Vaticano de 2011 que ya preveía «responsabilidad y consecuencias» para los trabajadores de la ciudad-Estado que no se sometan a «exámenes médicos oficiales».
Tanto el papa Francisco, de 84 años, como el pontífice emérito Benedicto XVI, de 93, ya han recibido la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus.
El Vaticano inició en febrero pasado una campaña de vacunación entre sus cerca de 800 residentes y más de 3.000 empleados y sus familias. Para ello, reservó cerca de 10.000 vacunas de Pfizer.
«Creo que éticamente todo el mundo tiene que vacunarse. Es una opción ética porque concierne a tu vida, pero también a la de los demás», destacó Francisco en una entrevista antes de recibir la primera dosis.
En la Ciudad del Vaticano, el estado más pequeño del mundo, trabajan varios miles de personas, la mayoría de las cuales viven en Italia. La campaña de vacunación contra el covid-19 comenzó a mediados de enero en el Vaticano y el papa Francisco ya recibió el fármaco.
El alto pontífice insistió en que la gente debe confiar en los médicos y no rechazar la vacuna a menos que tengan buenas razones médicas, porque sus vidas y las de los demás dependen de ello.
«Realmente no entiendo por qué algunas personas dicen que esta podría ser una vacuna peligrosa. Si los médicos dicen que puede funcionar bien y no hay peligros especiales, ¿por qué no vacunarse? Hay un negacionismo suicida que no sabría cómo explicar, pero hay que vacunarse», afirmó el líder de la Iglesia católica.