El doctor Jay Bhattacharya, de la Universidad de Stanford, asegura que el confinamiento ha sido “el mayor error de salud pública de los últimos 100 años”.
El profesor de medicina advierte que el confinamiento afecta de forma desproporcionada a los pobres y agrava la desigualdad social.
También explica que las zonas que han impuesto los confinamientos más draconianos no son las que han tenido más éxito en el control del virus.
“Mantengo mi comentario de que el confinamiento es el peor error de salud pública de los últimos 100 años. Contaremos durante una generación los daños catastróficos, sanitarios y psicológicos, impuestos a casi todos los pobres del planeta”, dice Bhattacharya.
“Al mismo tiempo, no ha servido para controlar la epidemia en los lugares donde se ha impuesto con más fuerza. En Estados Unidos, han protegido -en el mejor de los casos- a la clase ‘no esencial’ del covid, mientras exponen a la clase trabajadora esencial a la enfermedad. Las medidas de confinamiento son una epidemiología de goteo”, añade.
El profesor sugiere que las políticas deberían haber sido diseñadas para proteger a las personas vulnerables y no utilizadas para poner a poblaciones enteras bajo arresto domiciliario de facto.
“Las personas mayores tienen un riesgo mucho mayor de morir por covid que los jóvenes… y este es un dato muy importante porque sabemos quiénes son los más vulnerables, son los ancianos. Así que el primer objetivo de la Declaración de Great Barrington es proteger a los vulnerables”, dijo Bhattacharya.
“La otra idea es que los confinamientos en sí mismos imponen un gran daño a las personas. El encierro no es una forma natural y normal de vivir”.
Bhattacharya es uno de los coautores de la declaración de Great Barrington, que ha recibido más de 13.000 firmas de médicos y expertos en salud pública.
La declaración dice que “las políticas de confinamiento tienen efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo”, citando “el empeoramiento de los resultados de las enfermedades cardiovasculares, la reducción de las pruebas de detección del cáncer y el empeoramiento de la salud mental, lo que conduce a un mayor exceso de mortalidad en los próximos años”.
Un estudio revisado por expertos y publicado en enero por investigadores de Stanford concluye que el confinamiento obligatorio no detiene la propagación del coronavirus mejor que las medidas voluntarias, como el distanciamiento social.
Tras analizar los datos, los investigadores no encontraron “ningún efecto beneficioso claro y significativo” de las medidas restrictivas.
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