La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó este miércoles seguir utilizando la vacuna contra el Covid-19 de AstraZeneca pese a temores de posibles efectos secundarios que llevaron a suspenderla en varios países.
«Por el momento, la OMS estima que el balance riesgos/beneficios se inclina a favor de la vacuna de AstraZeneca y recomienda que las vacunaciones continúen», indicó en un comunicado.
Ante la incertidumbre y los temores sobre la seguridad de la vacuna sueco-británica, el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, pidió el miércoles que se siga utilizando.
«No hay pruebas de que estas vacunas hayan provocado coágulos», escribió en el tabloide The Sun, subrayando que también es la opinión del regulador británico, la MHRA, la OMS y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
La OMS también recomendó el miércoles la vacuna estadounidense Johnson & Johnson, incluso en los países donde circulan las cepas más contagiosas.
«Recomendamos la utilización (de la vacuna de Johnson & Johnson) en los países donde la propagación de variantes es alta», declaró Alejandro Cravioto, presidente del grupo de expertos de la OMS para juzgar la eficacia y seguridad del producto.
Temor a los efectos secundarios
Para recuperar la confianza en la vacuna de AstraZeneca, el primer ministro francés, Jean Castex, dijo el martes que estaba dispuesto a vacunarse «muy rápidamente» en cuanto se vuelva a autorizar.
Según un sondeo solo un quinto de la población francesa la considera fiable.
El jefe del gobierno también mencionó la posibilidad de confinar el fin de semana la región de París, con 12 millones de habitantes, frente a la aceleración de la pandemia.
Diez países europeos (Alemania, Francia, Italia, Eslovenia, España, Portugal, Letonia Suecia, Luxemburgo y Chipre) se sumaron a Dinamarca, Noruega e Islandia en la lista de los que han suspendido la vacuna sueco britanica por problemas de coagulación o trombosis.
Como contrapartida Australia solicitó el miércoles a AstraZeneca y a la UE el acceso de emergencia a un millón de dosis que compró para abastecer a Papúa Nueva Guinea, que se enfrenta a un brote.
Italia había bloqueado a principios de marzo un envío de vacunas de AstraZeneca producidas en Europa a Australia. Roma justificó la medida por «la persistente escasez de vacunas y los retrasos en el suministro por parte de AstraZeneca» en la UE.
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