Los investigadores están preocupados porque los microplásticos dañan las células humanas en el laboratorio.
El polipropileno (PP) y el tereftalato de polietileno (PET) fueron las sustancias más frecuentes presentes en los pulmones.
Los fragmentos y fibras de plástico microscópicos fueron descubiertos por científicos de la Escuela de Medicina de Hull York en el Reino Unido. Algunos de los filamentos tenían dos milímetros de largo en pacientes sometidos a cirugía de cuyo tejido pulmonar se tomaron muestras.
El polvo de plástico y los desechos microscópicos están compuestos por los mismos plásticos que se utilizan para fabricar las máscarillas quirúrgicas omnipresentes, que usan cientos de millones de personas en todo el mundo según lo ordenado por los gobiernos en un intento por detener la propagación de la COVID-19.
El material más comúnmente utilizado para fabricar estas máscaras es el PP. La tela de PP está hecha de un polímero «termoplástico», lo que significa que es fácil trabajar con él y moldearlo a altas temperaturas.
Las mascarillas quirúrgicas azules también pueden estar hechas de poliestireno, policarbonato, polietileno o poliéster, todos los cuales son tipos de tejidos derivados de polímeros termoplásticos.
Los microplásticos se detectaron en la sangre humana por primera vez en marzo, lo que demuestra que las partículas pueden viajar por el cuerpo humano y pueden incrustarse en los órganos. El impacto en la salud aún está por determinarse.
Los investigadores están preocupados porque los microplásticos dañan las células humanas en el laboratorio. El diario canadiense Western Standard ha entrevistado a Chris Shaefer, ingeniero que trabaja para varias empresas privadas y el servicio de salud de Alberta, y es un autor reconocido en este ámbito. Él definen a este tipo de mascarillas como «barreras de respiración» y no como máscarillas quirúrgicas.
“Lo que se ha ordenado en los hospitales y a través del público en general a través de toda esta agenda de COVID-19, no son máscaras. No cumplen con la definición legal [de una máscara]”, dijo Shaefer. “Una máscarilla [adecuada] tiene aberturas de respiración diseñadas frente a la boca y la nariz para garantizar una respiración fácil y sin esfuerzo. En las que se están utilizando se cierra una barrera respiratoria sobre la boca y la nariz. Y al hacerlo, captura el dióxido de carbono que exhalas, te obliga a volver a inhalarlo, lo que provoca una reducción en los niveles de oxígeno inhalado y provoca un exceso de dióxido de carbono. Así que no son seguras de usar”.
Fuente: Western Standard