Tuvieron que pasar en total 70 días para que todos los mineros fueran rescatados, en una operación que fue televisada para todo el mundo.
Casi tres años después del derrumbe de la mina San José, que dejó por 70 días atrapados bajo tierra a 33 mineros, la justicia chilena absuelve a los dueños del yacimiento.
Podría haber sido un hecho fatídico, si no hubiera sido por la experticia y por los incesantes esfuerzos de las autoridades chilenas, que lograron rescatar en una operación casi milagrosa a los 33 mineros que quedaron atrapados a 720 metros de profundidad.
Estuvieron 17 días sin tener contacto alguno con la superficie, hasta que una de las excavadoras que buscaba el “refugio” donde se pensaba que podían estar, volvió a la superficie cargando una nota de papel escrita con un lápiz rojo, donde se podía leer con claridad una frase simple pero llena de emotividad que fue leída por el mismísimo presidente de la República: “Estamos bien en el refugio los 33”.
Tuvieron que pasar en total 70 días para que todos los mineros fueran rescatados, en una operación que fue televisada para todo el mundo.
La tragedia de la mina San José ahora también acapara las portadas internacionales, pero esta vez por otro motivo: la resolución judicial que absolvió de todos los cargos a los dueños del yacimiento, que no tendrán que pagar ninguna responsabilidad por lo sucedido.
La Fiscalía regional de Atacama confirmó el cierre de la investigación sin formular cargos contra los dueños del yacimiento (minera San Esteban) ni los responsables regionales del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), a pesar de los antecedentes que indicaban el riesgo de trabajar en la mina San José y la falta de fiscalización para los mecanismos de seguridad.
“Siento frustración, pena, en la mañana me puse a llorar”, dijo Mario Sepúlveda, uno de los 33 mineros rescatados sobre el fallo, criticando la impunidad de los dueños de la mina San José, Alejandro Bohn y Marcelo Kemmeny, al cuestionar que “anden sueltos y felices por la vida, pese a que nos hayan dejado enterrados”. «Por la imagen país, por el respeto que nos tienen otros países, por el cariño que nos tomaron, deberíamos haber dado un ejemplo como castigo (…) a mí me hubiese gustado que se les hubiese quitado la licencia y se le prohibiera a esta gente que nunca más en la vida quedase a cargo de personal», agregó Sepúlveda.
El jefe de turno de los trabajadores afectados, Luis Urzúa, quien también estuvo bajo tierra durante los 70 días, manifestó la intención de los trabajadores de recurrir a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), debido a la “denegación de justicia en Chile”. “Si la justicia hace su pega (trabajo) como corresponde, ellos (los dueños de la mina) estarían presos”, dijo Urzúa.
En cuanto a la arista civil del caso, esta sigue abierta y corresponde a una demanda con el Fisco por 7.750 millones de pesos (unos 15,5 millones de dólares) por “daño emergente y moral” contra la Minera San Esteban -controladora de la Mina San José-, en la cual participarían 31 de los 33 mineros. El costo del mencionado rescate fue entre 10 y 20 millones de dólares, de los cuales 1 tercio fue por donación de privados y el resto financiado por CODELCO, la empresa cuprífera estatal y el fisco chileno.
Hasta la fecha el derrumbe de la mina San José se considera el mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial, siendo el evento con mayor cobertura mediática, con alrededor de 1.000 a 1.300 millones de telespectadores (sólo superado por el funeral de Michael Jackson en 2009).
