Entre las especificaciones se piden 15 helicópteros Black Hawk que son fabricados por la compañía Sikorsky con valor de 17 millones de dólares cada uno. También piden 8 helicópteros fabricados por American Eurocopter, así como 17 helicópteros UH-1N fabricados por Bell y finalmente seis sistemas de radares que fabrica la compañía Northrop Grumman con valor de 9.3 millones de dólares por unidad.
¿Se está creando un complejo militar industrial migratorio en la frontera con México? Todo parece indicar que la tan publicitada reforma migratoria, es en sí, una reforma de seguridad (como lo mencionaba Antonio González del Instituto William Velásquez en una conversación con Rubenluengas.com) y que los grandes ganadores como en las invasiones a Irak y Afganistán, serán los contratistas.
Según un artículo publicado en “The Nation”, la reforma migratoria le cayó como anillo al dedo a la patrulla fronteriza amenazada con grandes recortes presupuestarios, pero gracias a las enmiendas en el Senado estadounidense los últimos días de Junio, se viene una bonanza económica de al menos 46 mil millones de dólares (10 mil millones más de lo anticipado). Esto en el peor de los casos, ya que se esperan condiciones más estrictas por parte de la Casa de Representantes.
En esta nueva frontera, se requerirán más sensores, 20 mil nuevos agentes fronterizos, la implementación de drones, la fabricación de uniformes, la fabricación de nuevas y potentes armas de fuego, más vehículos todo terreno, mantenimiento, etc. Todo esto hace que muchos expertos coincidan en asegurar que se viene allanando el terreno para el inicio de un complejo militar industrial orientado hacia la inmigración, así como la transformación del territorio fronterizo en una zona de guerra.
Gran parte del dinero destinado a la “seguridad”, caerá en manos de compañías como Bell, Northrop Grumman, Sikorsky y American Eurocopter, empresas que no tendrían que pelear por el hueso millonario de la reforma migratoria, porque son tan específicos los requisitos que se piden para el armamentismo de la frontera, que prácticamente sólo ellos son capaces de cumplir con esos requerimientos.
Entre las especificaciones se piden 15 helicópteros Black Hawk que son fabricados por la compañía Sikorsky con valor de 17 millones de dólares cada uno. También piden 8 helicópteros fabricados por American Eurocopter, así como 17 helicópteros UH-1N fabricados por Bell y finalmente seis sistemas de radares que fabrica la compañía Northrop Grumman con valor de 9.3 millones de dólares por unidad.
Estas empresas han encontrado en la línea divisoria con México, la oportunidad perfecta para seguir ganando millones de dólares luego que bajara la necesidad de contar con sus servicios en Irak y Afganistán.
Entonces, la reforma migratoria cada vez tiene menos de reforma y se va convirtiendo más en un estímulo para contratistas y toda su gama de juguetes bélicos.
En el año 2008 ya la compañía Blackwater (fuertemente cuestionada por la matanza de civiles en Irak a manos de sus miembros), asomaba las intenciones al querer abrir una base en la ciudad de San Diego; en ese entonces, el congresista demócrata Bob Filner ya expresaba su temor de que esta compañía prestara en el futuro sus servicios para capacitar a la patrulla fronteriza en la detención de inmigrantes y narcotraficantes.
La militarización de la frontera sin embargo, no es algo nuevo, ya en 1978 según el escritor Tim Dunn, el gobierno estadounidense realizaba estas prácticas para que a los indocumentados se les dificultara cada vez más el paso hacia Estados Unidos. Como resultado, el número de inmigrantes muertos aumentó dramáticamente. Durante la década de los 90’s otras cuatro operaciones contribuyeron a dificultar el paso migratorio. La operación “Blockade/Hold the Line” en el Paso Texas en 1993, “Gatekeeper” en San Diego en 1994, “Safeguard en Arizona también en 1994 y “Río Grande” en Texas en 1997. Operativos que según el Servicio de Inmigración en aquel entonces, buscaban prevenir el flujo de inmigrantes a través de la “disuasión”, empujándolos lejos de las zonas urbanas hacia las cada vez más peligrosas áreas del desierto.
Ahora bajo la sombra de una reforma que ofrecería un “camino a la legalización” de 11 millones de indocumentados, se avizora una nueva ofensiva fronteriza, la cual incluye la militarización de la que tan orgulloso está el Senador John McCain porque el muro que se plantea construir entre Estados Unidos y México, superará al de Berlín.
En 1961 ya el presidente Eisenhower en su discurso de despedida advertía sobre una nueva amenaza de graves implicaciones para la sociedad estadounidense, que pondría en peligro la libertad y el proceso democrático. Hablaba sobre un inmenso establecimiento militar y una enorme industria armamentista que respondía a intereses ocultos.
Imaginar su desarrollo en las últimas décadas no es difícil pues las hemos visto en acción en los últimos conflictos bélicos al otro lado del mundo. La única diferencia es que ahora las veremos mucho más cerca y así como en Irak y Afganistán que estaban disfrazadas de portadores de la democracia, aquí van disfrazadas de esperanza para millones de indocumentados que buscan una legalización.