Acusan a gobierno mexicano de entrenar sicarios

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«El entrenamiento en Álamos sería el primero de tres cursos en un lapso de un año y medio. Un mes después de ese inicial, Juan Ignacio estaría saliendo a Colombia a su segundo entrenamiento. En esta ocasión, el grupo estaba conformado por 22 jóvenes, quienes arribaron en tres grupos distintos: ocho eran marinos; siete, miembros del Ejército; y siete, de la Policía Federal. Sólo una noche estuvieron en Bogotá para después concentrarse a lo largo de cuatro meses en la provincia de Tolima, en las instalaciones del Centro Nacional de Entrenamiento y Operaciones Policiales de Colombia.

El diputado Ricardo Monreal ha publicado un libro que recoge diversos testimonios de personas que han sido entrenadas secretamente para operaciones de inteligencia de relativo margen legal.

«Sicarios de élite, entrenados para matar», dice el titular de una nota publicada en la revista mexicana «Proceso», que reproduce extractos del libro «Escuadrones de la muerte en México», del diputado Ricardo Monreal. La obra recoge testimonios de personas entrenadas como especialistas en operaciones secretas, contratadas para «eliminar cabecillas de la delincuencia o del Ejercito, según quien sea su patrón en turno».

Monreal describe cómo el propio gobierno mexicano ha creado y entrenado «tropas de élite», que terminan convirtiéndose en sicarios al servicio del crimen organizado. En uno de los fragmentos testimoniales del texto que publica Proceso, se menciona a Colombia y Estados Unidos como lugares donde se realizaron algunos de los adiestramientos:

«El entrenamiento en Álamos sería el primero de tres cursos en un lapso de un año y medio. Un mes después de ese inicial, Juan Ignacio estaría saliendo a Colombia a su segundo entrenamiento. En esta ocasión, el grupo estaba conformado por 22 jóvenes, quienes arribaron en tres grupos distintos: ocho eran marinos; siete, miembros del Ejército; y siete, de la Policía Federal. Sólo una noche estuvieron en Bogotá para después concentrarse a lo largo de cuatro meses en la provincia de Tolima, en las instalaciones del Centro Nacional de Entrenamiento y Operaciones Policiales de Colombia.

El adiestramiento se centró en técnicas de asalto y captura de narcotraficantes y delincuentes de alto perfil, atrincherados en zonas serranas, cuevas selváticas o fortalezas urbanas, con verdaderos ejércitos privados bajo su custodia. También se les enseñó a infiltrar a estos grupos paramilitares, a identificar campos de entrenamiento clandestinos, a realizar operaciones encubiertas de asalto, a desmantelar laboratorios de drogas sintéticas, a detectar campos camuflados de plantíos ilegales en selvas y sierras, a manejar explosivos, a saltar desde vehículos en marcha o desde helicópteros rasantes, a atender heridos, a espiar y contraespiar, a identificar diseños y construcciones de doble fondo y a sobrevivir durante días, escondidos y sin víveres, en geografías agresivas (…)

El tercer curso lo realizaría en Estados Unidos, en el estado de Arizona, durante el otoño de 2008, con una duración de 12 semanas. El adiestramiento se enfocó a la prevención, detección, neutralización y destrucción de amenazas terroristas, fueran éstos objetos, personas o agrupaciones civiles. Allí, Juan Ignacio aprendió la doctrina de que terrorismo y narcotráfico representan el mismo nivel de amenaza a la seguridad; también fue instruido en técnicas de inteligencia, contrainteligencia, rastreo, procesamiento de información sensible, lenguaje encriptado y manejo físico y psicológico de crisis».

Publicaciones anteriores en septiembre del 2012 informaban ya sobre este asunto basadas en revelaciones de correos publicados por WikiLeaks. Esto decía al respecto un encabezado de un artículo en el portal electrónico The Narco News Bulletin: «Fuerzas Especiales mexicanas empleadas como escuadrones de la muerte en la guerra contra las drogas», destacando que tropas especiales llevaban a cabo «golpes quirúrgicos» contra células de narcotraficantes, pandillas y adictos.

The Narco News Bulletin decía entonces que las revelaciones de WikiLeaks parecían darle sustento a la teoría de un reportaje que ese medio publicó en 2008 basado en el análisis de los casos de asesinatos en Ciudad Juárez: «¿Es Juárez una ciudad bajo las garras de una campaña de escuadrones de la muerte que lleva a cabo operativos paramilitares a cargo de un militar mexicano corrupto tratando de acaparar el negocio del narcotráfico, con la aquiescencia, incluso complicidad, del gobierno mexicano y ahora con nuestro propio gobierno (EE.UU.) dispuesto a apoyar este derramamiento de sangre a través de la financiación del Plan México (la Iniciativa Mérida)?”

En el programa de Aristegui Noticias, el analista político Lorenzo Meyer (con quien participamos en el simposio “México Ahora o Nunca”), manifestó su “preocupación” por esta situación, indicando que el cartel de Los Zetas justamente se originó a partir de grupos paramilitares de elite que habían sido entrenados por las autoridades mexicanas. “El Estado mexicano acepta que está entrenando, entre otras cosas, para torturar”, sentenció Meyer.

Rubén Luengas / Redacción «Entre Noticias»

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