¿Cómo les quedó el ojo alumnos de la Ibero y del Yo Soy 132? Hasta algún premio Nobel podría estar esperándole a EPN y muchos sin darnos cuenta, debiéramos tal vez sentir rubor y sonrojo por nuestra ceguera.
por Rubén Luengas
«Veo a un México que está tomando el lugar que le corresponde en el mundo», dijo el presidente Barack Obama durante su reciente visita al vecino del sur donde el mandatario dijo ver también «un progreso impresionante», una «profundización de su democracia» y a millones de ciudadanos que han salido de la pobreza al grado de que una mayoría «ya se describe como de clase media».
Supongo que ante los impresionantes elogios de Obama, alguien en la Universidad de Harvard y alguien más en San Francisco del Rincón, reclamarán para ellos el mérito de tan maravillosas palabras, ya que Enrique Peña Nieto lleva sólo 5 meses en Los Pinos. Aunque no olvidemos que, según la revista Time, el nuevo mandatario es «una de las 100 personas más influyentes del mundo», y para el ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, quien fuera también Secretario de Energía durante el gobierno de Bill Clinton, «Peña Nieto combina el carisma de Ronald Reagan, el intelecto de Barack Obama y las habilidades políticas de Bill Clinton».
¿Cómo les quedó el ojo alumnos de la Ibero y del Yo Soy 132? Hasta algún premio Nobel podría estar esperándole a EPN y muchos sin darnos cuenta, debiéramos tal vez sentir rubor y sonrojo por nuestra ceguera.
En una entrevista difundida este fin de semana, Obama dijo también que «Venezuela debe elegir a sus líderes en un ambiente democrático», mientras que en «México lindo y querido», ni hablar del 2012 o del 2006 (1988 ya está demasiado lejos). Ahí sí que «un nuevo México está emergiendo» y es tiempo de que mexicanos y estadounidenses «eliminen estereotipos que existen en ambos países».
Implícito en las palabras de Obama, estaría el exhorto a eliminar de la «nueva relación», frases como la que se le atribuye a Porfirio Díaz: «Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos».
O lo que dijo en el siglo XIX el poeta y editor del periódico Brooklyn Eagle, Walt Whitman: «Miserable e ineficiente México, incompatible con la gran misión de poblar al Nuevo Mundo con una raza noble».
Obama dijo también que en la relación con México «no hay socio principal o socio menor. Somos dos socios iguales, dos naciones soberanas».
Habría que recordar en ese contexto, cuando Obama se refirió a los Estados Unidos durante su campaña del 2008, como lo hizo Sarah Palin y lo hacía constantemente Ronald Reagan, como «Una Ciudad en la Colina», noción que los norteamericanos tienen de sí mismos como «pueblo elegido» que se remonta a 1630, cuando John Winthrop, futuro gobernador de Massachusetts viajaba de Inglaterra hacia América y dijo: «Nos daremos cuenta de que el Dios de Israel está entre nosotros… Nos llenará de alabanza y de gloria… Pues seremos como una Ciudad en una Colina. Todos los ojos estarán puestos en nosotros».
¿En verdad Barack Obama no fue a hablarle a los mexicanos desde el también llamado excepcionalismo norteamericano o desde la descripción de ‘la nación indispensable’ que hizo la Secretaria de Estado de Bill Clinton, Madeleine Albright, sobre los Estados Unidos? Fue el sociólogo Robert Bellah quien en 1967 señalo que «la verdadera religión del pueblo norteamericano era su propio país, al que se le ve como un compromiso superior ideológico/religioso».
El presidente Calvin Coolidge en su momento lo expresó de esta manera en una de sus frases célebres: «The business of America is business». «El negocio de los Estados Unidos, son los negocios».
Entre lo mucho que se puede citar en ese sentido, está la declaración de un alto representantes comercial, quien al hablar sobre lo qué es la globalización en el mundo, no tuvo ningún problema en afirmar: «Globalization is the United States». (Globalización es los Estados Unidos»).
Si de acuerdo a lo anterior, EE.UU es el globalizador y el resto del mundo los globalizados ¿Cuál será el lugar que le corresponde a México en el mundo al que se refiere Obama? Teniendo en cuenta que en la ideología neoliberal globalizadora, democracia es casi un sinónimo de libre mercado y soberanía se refiere más bien a la soberanía del mercado sobre la del estado democrático y del bien común en la que se glorifica al reino de los mercados financieros.
El 10 de octubre del 2006, Felipe Calderón, quien había «ganado» la presidencia con una diferencia menor que la de Nicolás Maduro en Venezuela, «haiga sido como haiga sido», presentó en el World Trade Center de la Ciudad de México el proyecto: «México 2030-Proyecto de Gran visión». Calderón dijo ahí que había «un México del norte y prospero más vinculado hacia América del Norte y un México del sur, pobre, vinculado a América del Sur», y lo que buscaba con su proyecto para el año 2030 o antes era «un sólo México».Para los críticos del proyecto, se trataba en realidad de «la venta del país».
Consultado por la revista mexicana Contralinea, el doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y posdoctor por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, Francia, Carlos Antonio Aguirre Rojas, dijo que el proyecto calderonista era de hecho la continuidad del neoliberalismo que México padecía desde 1982 cuando gobernaba Miguel de la Madrid y se trataba de una política «totalmente entreguista». El proyecto transexenal, México 2030,dijo por su lado a la revista el investigador Gilberto López y Rivas, asegura «la ocupación integral del país» y su fin es «acabar con el Estado nación mexicano».
Mientras los mexicanos enfrentan el horizonte repugnante de la violencia cotidiana, el «Proyecto de Gran Visión México 2030» y otros que son parte de lo mismo como el Plan Puebla Panamá, que ahora se llama Proyecto Mesoamérica, o la Alianza para la Seguridad y la Properidad de América del Norte (ASPAN), avanzan, haciendo los cambios y las reformas sobre las que se mostró muy satisfecho en México el presidente Barack Obama, y cuya cuarta visita , ahora con Enrique Peña Nieto en la presidencia, no podrá entenderse si se le aborda con el nivel de presuntas «coberturas periodísticas» que repiten generalidades y destacan como relevante, anécdotas como «el nivel de español» que ya ha alcanzado una de las hijas del mandatario estadounidense.
No carece de intención y significado el hecho de que Obama dijera ante jóvenes mexicanos en el Museo Nacional de Antropología que «ya es hora de dejar de lado viejos modos de pensar». El proyecto transexenal que representan las administraciones de Peña Nieto, Calderón, Fox, Zedillo, Salinas, de la Madrid, requiere de una juventud que se identifique con el sentido de la frase de Calvin Coolidge y vean natural que la energía, el agua, los minerales, e incluso las zonas de reserva de la biosfera y las playas, encabecen la lista de áreas prioritarias para la inversión privada.
En 1924 Robert Lansing, Secretario de Estado del presidente Woodrow Wilson, dijo: «Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia de México a un ciudadano americano, ya que esto llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita más tiempo: debemos abrir a los jóvenes mexicanos ambiciosos nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y el respeto al liderazgo de Estados Unidos. Con el tiempo esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes, finalmente se adueñarán de la presidencia; entonces sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros».
Crédito foto: Rubén Luengas/ Tema de Lalo Alcaraz