El blanqueamiento de Argentina

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Existen factores políticos que han inhibido el legado de la población afro-descendiente

Cuando pensamos en una persona de origen argentino, nos imaginamos a un individuo caucásico, de tez clara. En efecto, se considera que el 97 por ciento de la población argentina es de raza blanca. Al contrario de otros países latinoamericanos donde podemos encontrar personas de raza negra o mulatos, en Argentina pareciera que nunca hubo inmigración africana.

Si pensamos en el vecino Brasil, o incluso Uruguay, cuesta pensar que en Argentina no se hubiera gestado de igual forma, como en casi toda la América colonial, una masiva afluencia de esclavos desde África occidental.

Según los registros históricos, los africanos arribaron a las costas del río de La Plata a finales del siglo XVI, para realizar labores en la agricultura y el servicio doméstico. Hacia principios del siglo XIX, la población negra era muy numerosa, tanto así que constituían más de la mitad de la población en algunas provincias como Santiago del Estero, Catamarca, Salta y Córdoba. En Buenos Aires, los registros indican que una tercera parte de la población era de descendencia africana.

La esclavitud fue abolida en 1813, aunque la práctica continuó hasta la mitad de ese siglo. Fue justamente ese punto histórico, el que paradójicamente gatilló la caída abrupta de la población negra.

Los historiadores generalmente asocian dos hechos a este fenómeno: la guerra contra Paraguay (1864-1870), donde muchos negros pelearon a favor de la Triple Alianza, y también a la pandemia de fiebre amarilla en Buenos Aires en 1871. Las defunciones de los varones negros en el conflicto bélico habrían hecho que muchas mujeres de raza africana se mezclaran con otros grupos étnicos, especialmente la gran ola de inmigrantes europeos durante fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

Sin embargo, otras fuentes citan a estrategias políticas que buscaban aminorar la influencia de la cultura africana en la gestación de la nueva nación argentina. Es sabido que el presidente Domingo Faustino Sarmiento era cercano a las ideas de la hegemonía eurocéntrica, como deja constancia en su diario en 1848:

“En los Estados Unidos… 4 millones de personas son negras, y en 20 años serán 8 (millones)… ¿Qué se hará con tales negros, odiados por la raza blanca? La esclavitud es el parásito que la vegetación de la colonización británica ha dejado atada al frondoso árbol de la libertad”.

En 1895, quedaban tan pocos negros en Argentina, que el gobierno no se preocupó de incluir su identificación en el censo, y con ello se terminó un proceso político de extirpación del legado afro-descendiente de la historia oficial argentina.

“La gente de raza mixta no se consideran ‘negros’ en Argentina, porque históricamente tener ancestros negros no es considerado algo apropiado”, ha declarado el antropólogo de la Universidad Católica de Buenos Aires, Alejandro Frigerio, al respecto.

“Por años, la gente ha aceptado la idea de que no hay negros en Argentina”, dice por su cuenta Mirian Gomes, profesora de literatura de la Univeridad de Buenos Aires.

De hecho, el tango, el baile tradicional argentino, tiene origen africano. “Las primeras pinturas de gente bailando tango son personas de raza africana”, indica Gomes.

Por Hugo Espinoza Caut / Entre Noticias

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