«No funcionó en Afganistán, hagámoslo entonces en México»

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Fuego

«Washington Fights a “War” in Mexico»(Washington pelea una «guerra» en México)
(Rebecca Gordon)

“No funcionó en Afganistán, hagámoslo entonces en México». Impactante sin duda el título de la publicación de Rebecca Gordon de hace unas semanas en el sitio TomDispatch que se presenta como “antídoto regular para los medios de comunicación dominantes”.

Uno de los misterios de nuestro tiempo, dice Gordon, es porqué no parece haber curva de aprendizaje en Washington.
Durante los últimos 13 años, asegura el texto, los conflictos y las guerras de Estados Unidos “han contribuido repetidamente en la creación de zonas de desastre y en la fragmentación de sociedades y países en el Medio Oriente y en el Norte de África. En ese proceso, las guerras estadounidenses y sus campañas de asesinatos con aviones no tripulados, de allanamientos y conflicto, se han traducido en factores de instigación, reclutamiento y crecimiento del terrorismo”.

Según Rebecca Gordon, colaboradora regular de TomDispatch, catedrática en el Departamento de Filosofóa de la Universidad de San Francisco y autora del libro Mainstreaming Torture: Ethical Approaches in the Post-9/11 United States, resulta que el mismo tipo de proceso se ha venido desarrollando mucho más cerca de casa, (EE.UU) justo en la frontera con México. Mientras prevalece el pánico y la histeria por los acontecimientos bárbaros del llamado Estado Islámico en Siria e Irak, el involucramiento de Estados Unidos en la llamada “guerra contra las drogas” en su país vecino del sur apenas recibe la debida atención. Curiosamente, la histeria y el pánico sobre México parece aumentar únicamente cuando se menciona que presuntamente el Estado Islámico pudiera estar involucrado (al menos en el mundo de la fantasía de individuos y grupos de la derecha).

“Ellos decapitan cientos de personas y dejan montones de cabezas apiladas o de cuerpos sin manos junto a los caminos como advertencia para aquellos que pretendan resistir su poder, han penetrado la estructura gubernamental a nivel local, estatal y nacional con su registro amargo de corrupción, represión y de práctica de la tortura”. Dice el artículo de Rebecca Gordon quien luego pregunta y se contesta: “¿Es esta una descripción de las prácticas atroces del Estado Islámico (EI) en Irak y Siria? Podría ser, pero de hecho no lo es. Estos matones existen mucho más cerca de casa (EE.UU.) . Son parte de la industria de miles de millones de dólares conocidos como los cárteles de la droga en México”.

Agrega la autora que “al igual que el Estado Islámico, el poder de los cárteles ha aumentado como resultado de las políticas desastrosas nacidas en Estados Unidos”.
Rebecca Gordon insiste en el paralelismo afirmando que así como las guerras de Estados Unidos en Afganistan, Irak y en Libia fertilizaron el terreno para el surgimiento del Estado Islámico, esta otra guerra de Estados Unidos, la llamada guerra contra las drogas, abrió nuevos horizontes para los cárteles de las drogas: “De la misma manera que Washington ha trabajado codo a codo y tras las espaldas también de gobernantes corruptos en Asia Central, el Medio Oriente y en el Norte de África, así lo ha hecho de igual forma con el gobierno mexicano”. Así como el estado de seguridad nacional y la derecha, agrega Gordon, han usado el espectro del (EI ) para crear una atmósfera de histeria y pánico en Estados Unidos, ambos han usado de la misma manera “el teatro de violencia grotesca para justificar la demonización de los inmigrantes centroamericanos y la militarización masiva de tierras fronterizas de Estados Unidos”

Rebecca

Fragmento del artículo (Can You Say «Blowback» in Spanish?
The Failed War on Drugs in Mexico (and the United States), de Rebecca Gordon en inglés que puede leerse aquí de manera íntegra.

The War in Mexico

If there was an official beginning to Mexico’s war on drugs, it would have to be considered the election of Felipe Calderón as the country’s president in 2006. The candidate of the right-wing Partido Acción Nacional, the National Action Party (PAN), Calderón was only the second Mexican president in 70 years who did not come from the Partido Revolucionario Institucional, the Institutional Revolutionary Party (PRI). His predecessor, Vicente Fox, had been the first.

It was Calderón who, with encouragement and assistance from the United States, changed Mexico’s war on drugs from a metaphor into the real thing, in which guns and grenades would fuel the deaths of more than 60,000 Mexicans through 2012.

The current president, Enrique Peña Nieto of the PRI, admits that another 27,000 Mexicans were murdered in the first year of his presidency. At least another 25,000 have been disappeared since 2007. It was Calderón who brought the Mexican military fully into the fight against drugs, transforming an ineffective policing policy into a full-scale shooting war with the cartels. At least 50,000 military personnel have been deployed.

In addition to ordinary citizens, journalists and politicians have been particular targets in this war. The Committee to Protect Journalists reports that murders of Mexican reporters have increased dramatically since 2006. Among those whose killers have been positively identified, 69% died at the hands of the drug cartels, and at least 22% were killed by government or military personnel.

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