Alexander Gabúyev, para RBTH
Hasta hace pocos años, el grupo de los BRIC no era más que una fantasía del execonomista jefe del banco Goldman Sachs, Jim O’Neill, quien propuso esta abreviatura en 2001 para hacer referencia a las economías de más rápido crecimiento del mundo y, al mismo tiempo, ofrecer a sus clientes un nuevo objeto de inversión.
Rusia mantiene con el grupo de los BRIC una relación especial, ya que la idea de inspirar vida política a esta quimera bursátil fue precisamente de Moscú.
En septiembre de 2006, por iniciativa del presidente ruso Vladímir Putin se celebró en Nueva York el primer encuentro ministerial de los países de los BRIC. Más tarde, en mayo de 2009, se organizó en Ekaterimburgo la primera cumbre de la historia del bloque: el encargado de recibir a los invitados fue el predecesor de Putin, Dmitri Medvédev.
Y a pesar de que en aquel encuentro no se consiguieron resultados concretos, la cumbre tuvo para Rusia un importante efecto propagandístico: las relaciones con Occidente pasaban por un mal momento y Moscú demostraba a EE UU y la UE que contaba con otros socios igualmente influyentes.
Durante los últimos años, la organización ha ampliado su campo de actividad. Además de la promoción geopolítica, ha comenzado a crear nuevas normas internacionales. Por ahora, los BRICS son conocidos principalmente por sus intentos de crear una alternativa a las bases de la arquitectura financiera mundial, que se encuentra bajo el dominio de Occidente.
En 2014 los miembros de los BRICS pactaron la creación de un banco propio y de un fondo de reservas de divisas nacionales: en el futuro esto podría ayudar a reducir la dependencia en las finanzas internacionales del duopolio del dólar y el euro.
Una de las razones de la baja efectividad de los BRICS como estructura internacional son las particularidades de su trabajo burocrático. Los BRICS son prácticamente la única organización en la que la cumbre entre los líderes no se celebra como culminación de una presidencia, sino a los inicios de esta. De este modo, la agenda de todo el año la prepara un solo país, pero las decisiones se toman en otro.
¿Adiós al dólar?
Debido a esta falta de sincronía, muchas iniciativas no han sido llevadas a la práctica debidamente. Rusia ha sido el primer país que ha decidido poner fin a esta situación. La presidencia de Moscú dio comienzo oficialmente en abril, es decir, que la cumbre será el resultado de tres meses de trabajo. Ya en el marco de su presidencia, Rusia intenta ampliar al máximo la agenda de la organización.
En las actuales circunstancias internacionales, del mismo modo que en 2009, para Rusia no sólo es importante el aspecto pragmático, sino también el simbólico. Tras la anexión de Crimea y el inicio de la guerra en el este de Ucrania, Occidente intenta aislar a Rusia por todos los medios. Se han impuesto sanciones, Moscú ha sido formalmente expulsada del G8, los líderes de EE UU, la UE y sus aliados intentan evitar contactos personales con Vladímir Putin en cualquier evento internacional en el que se ven obligados a coincidir (y en 2014 el presidente ruso incluso abandonó antes de tiempo la cumbre del G20 en Australia). El desfile de la Victoria del 9 de mayo en la Plaza Roja fue otro símbolo importante del aislamiento internacional de Rusia.
En Ufá, sin embargo, el gobierno ruso tendrá la ocasión de presentar a su país como líder del mundo no occidental. La presidencia de los BRICS permitirá a Moscú posicionarse como miembro de una organización alternativa al orden mundial.
En compañía de la mayor economía del mundo (al menos así estima el FMI el PIB de China en términos de paridad del poder adquisitivo) y de los líderes de economías dinámicas del sur de Asia, Latinoamérica y África, Moscú podrá declarar firmemente que no piensa volver al G8 aunque vuelvan a invitarla. De este modo, cualquier resultado práctico de la cumbre en Ufá tendrá una importancia simbólica mucho menor que el evento en sí, ya que la creación de nuevas ideas es por ahora el único campo en el que los BRICS han logrado resaltar de algún modo.
(Alexander Gabúyev es director del programa “Rusia en la región Asia-Pacífico” del Grupo Carnegie de Moscú).
Video de la BBC sobre los BRICS (2013)