¿Fue sólo una pifia o entre grito y grito el embajador Diego Gómez mostró lo que verdaderamente siente y piensa sobre este personaje que tanta controversia genera en la historia de México?
“¡Viva la Independencia nacional, vivan los héroes que nos dieron patria, viva Hidalgo, viva Allende, viva Aldama, viva Josefa Ortiz de Domínguez, viva Morelos, viva Guerrero, viva Porfirio Díaz, viva Emiliano Zapata, viva México, viva México, viva México!».
Cepeda Neri inicia señalando el círculo de poder del que Gómez salió antes de convertirse en embajador de México:
«Del poderosísimo grupo de la Dirección General de Comunicación, de la Presidencia de la República, ha salido el nuevo embajador peñista en Inglaterra y Gran Bretaña (y no en el Reino Unido, pues en Canadá y Australia Peña tiene otros representantes). Se trata de Diego Gómez Pickering, del grupo de David López, quien mueve los hilos en comidas, desayunos y cenas con los reporteros y periodistas manipulables.
Diego Gómez Pickering estuvo de pisa y corre como agregado en Kenia, y dicen que 4 años como asesor en la Organización de las Naciones Unidas. No tiene más méritos en relaciones exteriores, pero sus relaciones interiores con el peñismo son de muy alta calificación, ya que es muy amigo de Peña, quien lo ha premiado con la Embajada en Londres, donde perfeccionará su inglés estadounidense».
El texto de Cepeda Neri hace referencia a cuando el reportero Miguel de la Vega le preguntó a Diego Gómez cuando se iba de embajador, qué llevaba en su maleta, y este respondió: “Llevo a México. Su calor, sus colores, sus olores”.
Se le olvidó entonces mencionar que se llevaba también muy bien guardado por ahí, entre su equipaje de ideas y convicciones, la figura del hombre que encabezó una dictadura durante más de 30 años, periodo conocido en la historia de México como «El Porfiriato».
El jueves pasado Diego Gómez publicó en su cuenta de Twitter: «Ofrezco una disculpa por extender innecesariamente con dos nombres la arenga del aniversario de la Independencia Nacional».
En marzo de 2014 Andrés Manuel López Obrador presentó su libro titulado “Neoporfirismo, Hoy como ayer”, de la editorial Grijalbo, en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris” del Distrito Federal, acompañado en el presídium por la escritora Elena Poniatowska, el historiador Lorenzo Meyer y el editor del libro Ariel Rosales.
El meollo de la obra es que prácticamente la mayoría de los problemas que López Obrador detecta en el Porfiriato no se acabaron con la caída de ese régimen, sino que reaparecen con algunos cambios en el régimen que nació de la Revolución de 1910 y con otros cambios secundarios, siguen vigentes hoy, dijo en esa ocasión Lorenzo Meyer.
¿Significará este grito de “¡Viva Porfirio Díaz!» en Londres ejemplo simbólico de lo que argumenta el político tabasqueño sobre la vigencia del Porfiriato en México?
Así termina por cierto el texto de Cepeda Neri de enero de 2014 en la revista Contralinea:
«Hay mexicanos preparados para ingresar a los servicios diplomáticos y resulta que es elegido un amigo del señor presidente. Los ingleses se las verán con un improvisado cuyas credenciales serán: ser amigo de Peña… Le darán el beneplácito, ganará en libras esterlinas para que viva como rey, escribirá una novela y vendrá a nuestro país cuantas veces le dé la gana, que para eso es amigo de Peña, a quien le traerá un presente para agradecerle el exilio dorado en la Inglaterra parlamentaria. Esperemos que algo aprenda, y si Videgaray es sucesor de Peña, lo nombrará el nuevo titular de Relaciones Exteriores. Esos son amigos».
Esto dijo recientemente Lorenzo Meyer a Radio Fórmula sobre lo bueno y lo malo de Porfirio Díaz:
«La problemática de este México que estamos viviendo nos obliga a usar los lentes con los cuales vemos ese pasado. Así que el Porfirio Díaz que ahora juzguemos no va a quedarse así para siempre; dentro de 20 ó 30 años alguien más cambiará el juicio pero no hay duda de que Díaz tiene las dos cualidades, es por un lado una vida de lo más interesante, es un estadista, es el hombre que en buena medida carga con la responsabilidad de darle al México independiente la forma de un Estado Nacional», abundó.
Añadió que también cargó con el bagaje de dureza, manipulación de la vida política y de presidir un sistema social particularmente injusto, con una oligarquía en la cúspide y un pueblo llano en estado primitivo e, incluso, al borde de una miseria verdadera, aspectos que aseguró también se pueden encontrar en el México actual, dividido sólo por los niveles comparativos entre la época actual y el país de hace 100 años.
En este sentido, aseveró que entre sus principales virtudes destaca su desempeño como un líder militar particularmente bueno y valiente, lo que dejó sentado durante la Intervención Francesa, al grado de poder afirmar que es uno de los pocos gobernantes mexicanos que realmente se jugaron la vida por el país.
«Díaz se la jugó, se la jugó contra los franceses pero también se la jugó contra los propios mexicanos cuando andaba en sus revueltas, cuando se levanta contra Juárez, contra Lerdo, en fin. Pero de valor personal creo que nadie puede dudarlo, también creo que una de sus virtudes, sobre todo en el México de hoy es una cierta austeridad, no vivió como pobre, pero para ser prácticamente el dueño del país durante 30 años, tampoco vivió en la opulencia»
