El 31 de octubre de 1984, la por entonces primera ministra india, Indira Gandhi, fue asesinada por dos de sus guardaespaldas sijs, lo que desencadenó la matanza en Nueva Delhi de 2.733 miembros de esta minoría en tan solo tres días.
De origen sij, religión minoritaria en India, ambos guardaespaldas cometieron el crimen como venganza por la masacre llevada a cabo cinco meses antes en el Templo Dorado, cuna del sijismo ubicada en el estado de Punjab, en la que murieron 700 personas a manos del ejército. Aquel hecho conmocionó a esta corriente religiosa que centró su ira en la figura de Indira.
«Hay esperanzas que no se pueden cumplir ni en toda una vida (…). Ahora las llamas se han extinguido, las cenizas están frías y pronto se recogerán en una urna de bronce. Le tocará a Rajiv llevarlas en un avión para esparcir sobre las montañas nevadas de Cachemira, según su deseo, los restos mortales de Madre Indira, la mujer más amada y odiada de la India«.
Palabras de la escritora Paola Capriolo, autora del libro Indira Gandhi, sobre la muerte de una de las dirigentes más influyentes del siglo XX. La primera mujer de la historia parlamentaria de la India que llegó a ser elegida primer ministro del país. Un personaje odiado y admirado, tenaz y contradictorio, que fue hija única de Kamala Nehru y Jawaharlal Nehru, héroe nacional y el más longevo primer ministro de India. Tomó su nombre de su marido Feroze Gandhi (sin ningún parentesco con Mahatma Gandhi).
Desde la infancia, Indhira Ghandi, (1917-1984), estuvo inmersa en la atmósfera de lucha por la independencia de la India. Su padre, Jawahadal Nerhu era miembro del partido del Congreso Nacional Indio (CNI). Su abuelo Motilal Nerhu fue el único líder de la vieja guardia del CNI que —en el Congreso de este partido de septiembre de 1920— apoyó el programa de no cooperación con las autoridades británicas promovido por Mahatma Gandhi, aprobando de ese modo la radicalización y democratización del CNI, vinculada con el nombre y las actividades de Mahatma Gandhi.
Indira Gandhi junto a su padre y líder nacionalista indio Jawaharlal Nehru
En 1955, Indira Gandhi, participa junto a su padre en la Conferencia de Bandung, donde se sentaron las bases del Movimiento de los No alineados, bajo el impulso del yugoslavo Tito, el egipcio Nasser y otros líderes a los que en la siguiente década se sumarian Fidel Castro y otros. La no alineación se orientaba a frustrar los proyectos neocolonialistas y trabajar por la paz, la independencia nacional y el progreso social, frente a las dinámicas de la guerra fría, originadas por las dos grandes superpotencias de la época: Los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Indira luchó incansablemente contra el nacionalismo sij en el Panyab. Estos querían un estado confesional Sij (independizando el Panyab para conseguir este fin). Indira organizó una maniobra militar para detener a los fanáticos nacionalistas en su propio templo, lo cual dejó cientos de muertos civiles y generó un gran descontento entre la minoría sij.
Hoy hace 31 años, tres meses después de su reelección, cuando iba a ir a una entrevista con el actor Peter Ustinov fue asesinada por sus guardaespaldas, que le asestaron 31 impactos de bala. Los guardaespaldas formaban parte de la minoría sijs y fueron abatidos poco después.
Redacción/Entre Noticias