El presidente estadounidense sigue zigzagueando en materia de política exterior. ¿Le apretaron las tuercas o todo estaba fríamente calculado?
«Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian la función».
Justo eso es lo que hizo Trump, como lo hacen la mayoría de los políticos, aunque quizás no tan descaradamente. Les cambió la función a quienes se entusiasmaban con sus criticas a ese organismo internacional mientras reiteraba el compromiso de su país con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) al recibir en la Casa Blanca a su secretario general, Jens Stoltenberg, derrumbando sus fuertes críticas a la Alianza hechas durante la campaña electoral de 2016.
«Me quejé sobre ello hace tiempo. Dije que era obsoleta. Ya no es obsoleta», dijo Trump junto a Stoltenberg tras su encuentro, que calificó de «productivo» y en el que ambos acordaron una mayor implicación de la alianza en la lucha contra el terrorismo.
No obstante, Trump reiteró a Stoltenberg que han de equilibrarse las reglas del juego en cuanto a los aportes financieros al grupo, algo que el mandatario ya ha abordado con otras potencias, como Alemania, en la reciente visita de su canciller, Angela Merkel, a Washington.
Es un hecho que el presidente Trump ha dado un vuelco de 180 grados con respecto a su campaña electoral no solo en cuanto a la OTAN, sino también en lo que se refiere a Rusia, China y hasta Siria. Atrás quedaron sus llamadas a Obama para no atacar a ese país árabe, atacado ahora por Trump sin autorización del Congreso y sin el visto bueno de la ONU que pedía, antes que otra cosa, una investigación sobre el presunto ataque químico en el norte sirio.
En el cuartel central de la OTAN, en Bruselas, causa alivio el que Trump se haya sumado a la línea de su ministro de Defensa, James Mattis. En su primera visita a Bruselas, poco después de haber asumido el cargo, el exgeneral ya había definido a la OTAN como irrenunciable para los intereses estadounidenses en Europa, Afganistán o Irak. Lo mismo hizo el secretario de Estado, Rex Tillerson, dos semanas atrás, en Bruselas.
Entre Noticias/Agencias