«Apuntar a Messi es apuntar al corazón del evento donde se pretende desparramar el terror. Y de paso, hacerse propaganda gratuita». Gustavo Veiga
Por Gustavo Veiga
Una imagen recorre el mundo y cumple el efecto buscado. Sacude a todo el que la vea. En ella aparece Lionel Messi con una lágrima de sangre que cae desde su ojo izquierdo. Está vestido como un presidiario tras las rejas. La difundió la WAFA Media Foundation, uno de los órganos de prensa donde el ISIS publicita sus actos terroristas o de amedrentamiento global. Es evidente que el fútbol paga. Y la figura del mejor jugador del mundo también. No está ahí Cristiano Ronaldo, que acaba de recibir el premio al más sobresaliente del año concedido por la FIFA. Tampoco Vladimir Putin, el presidente ruso que con su aviación contribuyó a ganar la guerra en Siria contra el grupo islámico. Quizás no merecía el afiche amenazante Gianni Infantino, porque no tiene un cuarto de la fama que sí posee el astro del Barcelona. Apuntar a Messi es apuntar al corazón del evento donde se pretende desparramar el terror. Y de paso, hacerse propaganda gratuita.
El próximo Mundial queda a siete meses y pico de distancia. Rusia tiene motivos para preocuparse porque ya sufrió ataques en el pasado no tan lejano. El metro de San Petersburgo –una de las sedes del torneo– soportó un atentado el 3 de abril. Su saldo: 15 personas muertas. El 19 de agosto varias más fueron apuñaladas en Surgut, una ciudad de Siberia donde no habrá partidos del Mundial. Porque la única sede rusa del torneo en Asia es Ekaterimburgo. El ISIS no preselecciona sedes para detonar bombas de metralla. Las explota donde encuentra un resquicio en la seguridad, entre multitudes y si tiene un integrante dispuesto a hacerlo. Aún sin una orden centralizada. O sea, un fanático suelto.
Tiene mucha razón Josep Vives, el vocero del club catalán donde juega el argentino cuando afirma: “Han buscado una imagen icónica, porque Leo Messi es el fútbol mundial. Vivimos con esta amenaza desde hace mucho tiempo. Estamos prevenidos, pero hacemos un llamamiento a la prudencia, calma y serenidad”. Aun así, la campaña amedrentadora del grupo terrorista no puede tomarse a la ligera. El 13 de noviembre de 2015 jugaban un partido amistoso Francia y Alemania en París. Tres bombas detonaron en las inmediaciones del estadio de Saint Denis. El entonces presidente francés, Francoise Hollande se encontraba ahí. En Rusia buscarán impedir una escena parecida que dejó un saldo de 130 muertos en la ciudad luz.
El ISIS eligió a Messi como blanco simbólico de su campaña de terrorismo. Pero se apunta a Rusia y lo que representó su intervención en Siria, donde el califato islámico se desbanda. De su retirada surge, de modo paradojal, la principal amenaza. Que la dispersión de sus combatientes los vuelva imperceptibles en cualquier otro lugar del planeta. Sobre todo si se está ante la inminencia de un evento masivo como el Mundial de fútbol.
El ISIS apunta a Messi pero con la mira en el Mundial de Rusia. https://t.co/0LFjLJjHWF pic.twitter.com/sFXfGV3g1d
— Gustavo Veiga (@gustavojveiga) 26 de octubre de 2017