«Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón». (Antonio Machado)
Cierto que el problema va más allá, anidado entre enjambres de intereses políticos y económicos, pero alimentado sin duda por ideas de superioridad de unos sobre los otros, tal como este sábado dijera uno de los oradores de la llamada «marcha por la unidad» en Madrid quien literalmente dijo: «Venceremos porque somos superiores». (Fuente: transmisión en vivo por Facebook del periódico El País).
Es justo ahora, cuando la potencialmente trágica coyuntura que enfrenta esta «España Invertebrada» (Ortega y Gasset), requiere de auténticos estadistas que piensen en la siguiente generación y no sólo en la siguiente elección.
Lo que está ocurriendo hoy en España es de trascendencia para el mundo entero y muy importante para América Latina que, de ninguna manera es retratada con ética y responsabilidad por no pocos medios españoles que parecen tener agendas muy concretas, alejadas del compromiso mayúsculo del periodismo que debe ser la búsqueda de la verdad.
Al final de esta breve reflexión visual, incluimos una frase de Antonio Machado que refiere a dos Españas, bajo la sentencia de que una de las dos ha de «helarle el corazón al españolito que vienes al mundo».
Hoy muchos corazones están efectivamente helados, pero también ardientes por el fuego visceral de nacionalismos insanos. No se trata de una historia protagonizada entre buenos y malos, hacen mucha falta los matices. Lo cierto es que se asoma en el escenario el fantasma de algo no resuelto en España por la llamada «transición a la democracia».
Según Juan Carlos Monedero, en su libro: «La Transición contada a nuestros padres«, el Estado español «es el único del Viejo Continente donde se puede ser demócrata sin necesidad de ser antifascista».
Rubén Luengas/Entre Noticias