Los agentes se centraron en unas 100 tiendas, ampliando una investigación que comenzó hace cuatro años en una causa contra una franquicia en Long Island, Nueva York. Las auditorías pudieran llevar a cargos criminales o multas por las prácticas de contrataciones de las tiendas. Veintiuna personas sospechosas de estar ilegalmente en Estados Unidos fueron arrestadas.
La acción parece abrir un nuevo frente en la expansión de la aplicación de las leyes de inmigración durante el gobierno de Trump, que ya ha llevado a un incremento de 40 por ciento en los arrestos para deportación.
Derek Benner, un alto funcionario del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por su sigla en inglés), dijo que la operación del miércoles fue “la primera de muchas” y “un indicador de lo que vendrá” para los empleadores.
7-Eleven es una compañía basada en Texas con más de 8.600 tiendas en todo el país. A finales de noviembre, una operación similar de ICE obligó a la panadera Cloverhill Bakery, con sede en Chicago, a prescindir de unos 800 trabajadores que no pudieron demostrar estar de manera regular en territorio estadounidense.
Agencias