El secuestro se prolongó durante varias horas sin que la policía pudiera establecer contacto con el secuestrados, un excombatiente con serios problemas psicológicos.
La tres víctimas eran trabajadoras de un programa que atiende a veteranos estadounidenses por Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) y fueron hallados muertas el viernes junto con el sospechoso que las tomó como rehenes en el hogar de veteranos más grande de EU llamado The Pathway Home, ubicado en Yountville, al norte de San Francisco CA, que tiene como misión conducir la transición «del servicio militar al éxito en la vida civil».
Los cuerpos de los cuatro fueron descubiertos casi ocho horas después de que el hombre armado se introdujera a una fiesta de empleados en el edificio donde veteranos de combate de Irak y Afganistán reciben tratamiento, dijo el subjefe de la Patrulla de Caminos de California, Chris Childs.
El secuestro se originó en el contexto de una pequeña fiesta de trabajadores de la residencia. Los primeros agentes que llegaron al lugar, donde viven un millar de excombatientes, intercambiaron disparos con el secuestrador, lo que según Childs evitó que saliera “a buscar más víctimas”.
Aunque las autoridades no revelaron la identidad del asaltante, el senador californiano Bill Dodd dijo a medios locales que se trataba de un excombatiente con problemas psicológicos al que a principios de semana le habían pedido que abandonara la residencia.
Veteranos, salud mental y suicidios
Los problemas mentales son una de las causas principales que empujan a los veteranos a buscar ayuda en el Departamento de Asuntos de Veteranos, dependencia del gobierno federal de Estados Unidos. Dentro de ellos, el síndrome de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés) es el trastorno más frecuente, por encima de la depresión y el abuso de sustancias. Síndrome que está presente en el alarmante número de veteranos que se quitan la vida o llevan a cabo actos de violencia como el ocurrido ayer en California.
En el 2012, el entonces presidente Barack Obama utilizó la palabra «epidemia» para referirse a la crisis de suicidios entre soldados y veteranos de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, cuando dictó una orden ejecutiva para mejorar los servicios de salud mental con los que tratan a los soldados y a quienes han prestado servicio militar. Ese año acabó siendo el más letal en suicidios de militares en activo, con 321. Fue también el año en que un informe del Departamento de Asuntos de Veteranos arrojó la cifra que sigue siendo la más usada para contar cuántas de los 22 millones de personas que ya han colgado el uniforme se quitan la vida en el país: 22 personas cada día, o más de 8.000 al año.
Según la organización Stop Soldier Suicide, los veteranos de combate tienen un 22% más de posibilidades de cometer suicidio que sus compañeros que no han servido en escenarios bélicos.
Entre Noticias/Agencias