George H.W. Bush: la verdad inconveniente

Algo de lo que los medios corporativos no se atreven a decir sobre el ex presidente George H.W. Bush, quien falleciera el pasado viernes a los 94 años.

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George H.W. Bush: “Nunca pediré disculpas a nombre de Estados Unidos de América, nunca. No me importa cuáles sean los hechos”

Ante su muerte, publica el portal The Intercept, los medios «liberales» de comunicación pintaron una imagen muy rosa del ex presidente estadounidense George HW Bush, diciendo que que Bush sería recordado como un hombre de familia, esposo amado, padre, abuelo y bisabuelo», como lo expresara Wolf Blitzer de CNN, mientras que como presidente, George HW Bush se enfrentó al lobby de armas, introdujo el Americans with Disabilities Act, o Ley para Estadounidenses con Discapacidades, además de haber puesto punto final a la Guerra Fría sin disparar un tiro.

Sin embargo, Bush padre también había ordenado la operación Tormenta del Desierto en la que se lanzaron 88,000 toneladas de bombas estadounidenses sobre Irak, matando a decenas de miles de iraquíes y destruyendo completamente la infraestructura civil. Ninguna de estas muertes iraquíes apareció en los obituarios de los medios liberales estadounidenses, mismos que vendieron la primera Guerra del Golfo «en una montaña de propaganda de guerra».

El Síndrome de la Guerra del Golfo

Aquella famosa Guerra del Golfo de 1991 desató una orgía de fervor patriótico en EU, pues la mayoría de los soldados norteamericanos volvió a casa sin un rasguño y como héroes. Sin embargo, con el tiempo, este júbilo nacional fue disminuyendo, tras la inquietante aparición del llamado Síndrome del Golfo. Y es que, después de regresar a sus hogares, más de 175.000 soldados empezaron a sufrir temblores, espasmos musculares, fatigas, inmunodeficiencia y depresiones, entre otros síntomas.

Se define como Síndrome del Golfo, o Síndrome de la Guerra del Golfo, a un conjunto de signos y síntomas comunes a ciertas enfermedades que presentan los veteranos ex combatientes y personal civil, expuestos a las radiaciones Alfa generadas durante la Guerra del Golfo.

Estas radiaciones Alfa son capaces de destruir las células de los tejidos expuestos, así como de inducir neoproliferación celular atípica. Durante la “operación Tormenta del Desierto”, se realizaron aproximadamente 110.000 ataques aéreos y se utilizaron 4.000 tanques terrestres, y 944.000 proyectiles con uranio, produciéndose 320 toneladas de residuos radiactivos contaminados en el área de combate en Irak.

La única medida de descontaminación implementada fue enterrar o destruir el material bélico afectado, lo cual no fue suficiente para evitar la aparición del Síndrome de la Guerra del Golfo.

 
Mientras los medios corporativos pasaron por alto el récord del ex presidente de EU, homenajes aduladores y obituarios saneados, algunos observadores acudieron a las redes sociales para resaltar aspectos clave del registro y el legado de George HW Bush, quien falleció el viernes a los 94 años.

Entre los actos del 41º presidente durante su vida política, los usuarios de Twitter destacaron su papel en la Guerra del Golfo, América Central y el caso Irán-Contra.

Si bien es justo ofrecer condolencias a los miembros de la familia Bush mientras se lamentan, como una figura pública «con mucha sangre inocente en sus manos, su registro debe ser examinado sin ningún tipo de blanqueo», ha afirmado The Intercept.

«George HW Bush atacó sistemáticamente la infraestructura civil en Irak. Convirtió los hospitales en hileras de muerte para infantes. Utilizó ampliamente el uranio empobrecido, lo que provocó que las tasas de cáncer se dispararan. Hizo de Irak un cementerio de masas. Y el asesinato no se ha detenido desde entonces». Periodista de investigación Jeremy Scahill

 

Invasión a Panamá hace 29 años

El próximo jueves 20 de diciembre se cumplirán 29 años de la invasión de EU a Panamá. La Asociación de Familiares de los Caídos el 29 de diciembre de 1989, estima que unas 4 mil personas fueron asesinadas durante la invasión, la mayoría civiles.

«Es una pena que Bush se haya muerto sin que haya enfrentado a los tribunales por los delitos de su gobierno contra Panamá (…) ni que tampoco pidiera perdón por todo el daño que causó’, dijo a un diario panameño Trinidad Ayola, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los caídos el 20 de diciembre de 1989.

Un informe publicado el pasado 15 de noviembre por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), como resultado de una demanda presentada en 1990 por víctimas, concluyó que se cometieron graves violaciones al derecho internacional y a las garantías elementales durante la ‘Operación Causa Justa’, nombre dado por Bush a la acción militar de mayor envergadura desde la Guerra de Vietnam.

El organismo incluso señala, que la mayoría de los fallecidos y heridos durante la incursión en Panamá, se dieron mientras ocurrían ‘acciones armadas’ estadounidenses, siendo estos últimos responsables de la perdida de vidas de civiles y no combatientes.

Tras lo ocurrido en Panamá, Bush encabezaría la Guerra del Golfo en Irak en 1990, el primer conflicto en la postguerra fría, y en el cual se emplearon armas que fueron utilizadas por primera vez el 20 de diciembre en Panamá.

Manuel Noriega, el dictador de la CIA que sabía demasiado

George H.W. Bush tenía muchos motivos personales hacer desaparecer a Noriega. Bush había dirigido la CIA y durante los dos mandatos de Ronald Reagan fue el vicepresidente del país. Bush estaba implicado, debido a su vínculo con Noriega, en operaciones ilegales en las guerras civiles de El Salvador y Nicaragua. Durante ese periodo, Noriega, que fue ascendiendo hasta convertirse en el responsable de las fuerzas de seguridad de Panamá, se convirtió en una fuente bien pagada y en un importante activo de la CIA.

Noriega ayudó a Estados Unidos a frenar la influencia de Cuba, y por tanto de la Unión Soviética, en la región. Actuó como mediador entre las fuerzas rebeldes apoyadas por Estados Unidos y el gobierno sandinista de izquierdas de Daniel Ortega y entre el gobierno salvadoreño y los rebeldes. Los escuadrones de la muerte, las muertes indiscriminadas y la tortura fueron algunos de los elementos comunes de estos conflictos sanguinarios. Noriega también tenía un fuerte vínculo con el cártel de Medellín de Pablo Escobar.

Noriega conocía las operaciones de Estados Unidos en Centroamérica al detalle y tenía la capacidad de poner a ese país en una situación muy delicada. Afirmó que se había reunido con Bush en más de una ocasión. Durante la campaña presidencial de 1988, Michael Dukakis, el candidato demócrata, atacó a Bush por su “estrecha relación con el rey de las drogas panameño Noriega”. Cuando Bush, ya como presidente, impulsó su “guerra contra el narcotráfico”, los republicanos mostraron preocupación por las posibles y embarazosas contradicciones.

En 1988, en el contexto del escándalo Irán-Contra, un comité del Senado llegó a la conclusión de que “el culebrón de … Noriega representa uno de los más graves fracasos en política exterior de Estados Unidos.

George H.W.Bush consiguió atrapar a su hombre. Noriega fue silenciado. Los episodios más infames de las operaciones de Estados Unidos en Centroamérica nunca salieron a la luz. Noriega sabía demasiado.

Irán-contras

En enero de 1986, la administración Reagan aprobó el plan de Robert McFarlane de emplear a Michael Ledeen como intermediario, en lugar de Israel, para venderle armas a Irán a cambio de la liberación de rehenes. Las ganancias serían utilizadas para la Contra de Nicaragua.

El entonces vicepresidente Bush conocía de este contrabando y su oficina lo supervisaba. El agente de la CIA Félix Rodríguez, uno de los jefes de la operación en el terreno, quien había sido el coordinador de la fuga de Luis Posada Carriles y su incorporación a la secreta operación. Según salió a relucir en una investigación realizada por un comité organizado por el senador John Kerry, Rodríguez, durante todo este tiempo, «hablaba casi a diario» con la oficina del entonces vicepresidente Bush, desde la Base Aérea de Ilopango.

El condecorado ex agente de la DEA, Celerino Castillo III, recuerda que:

«En 1986 me encontré al entonces vicepresidente Bush en una recepción que ofrecía el embajador norteamericano en Guatemala; yo le dije que algo raro estaba pasando en Ilopango, solo se sonrió y se marchó».

 
George H.W. Bush: «Nunca pediré disculpas a nombre de Estados Unidos de América, nunca. No me importa cuáles sean los hechos»

Puede interesarles leer el texto del profesor canadiense Michel Chossudovsky George H. Walker Bush: The Bush Family and the Mexican Drug Cartel

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