Funcionarios estadounidenses consultados por Foreign Policy sostienen que el Departamento de Estado decidió retirarle el premio después de ver algunos de sus comentarios en Twitter y otras redes sociales sobre el presidente Trump. La decisión “no tuvo absolutamente nada que ver con su trabajo”, afirma una de las fuentes. Otra ha contado que enseguida empezaron a pensar cómo sacarla de la lista sin montar demasiado jaleo, aunque a fecha del 12 de febrero, a tres semanas de la ceremonia de entrega, el jefe de protocolo del Departamento de Estado había enviado una invitación a la reportera y un programa del viaje, que incluía el paso por las redacciones de varios periódicos y universidades en varios puntos de Estados Unidos. Aro asegura que incluso había rellenado varios formularios oficiales para realizar el viaje.
La embajada de Estados Unidos en Helsinki fue la responsable de la nominación. “Lamentamos el error. Admiramos los logros periodísticos de Aro”, dijo un portavoz de la misión diplomática después de que el Departamento de Estado haya dicho que se notificó “incorrectamente” el premio a Aro por un problema de comunicación con las embajadas.
“Cuando se me informó de la retirada me quedé consternada y en shock”, afirma Aro.
“Cuando se me informó repentinamente de la retirada, me quedé consternada y en shock”, ha declarado a Foreign Policy la periodista finlandesa, molesta porque el gobierno estadounidense “politice” sus opiniones personales. “Es una realidad realmente escalofriante” que los diplomáticos estadounidenses dejen que “decisiones políticas o la mezquindad presidencial” oriente sus decisiones sobre qué trabajo en favor de los derechos humanos merece ser destacado en la esfera pública. A raíz de la cancelación, Aro se buscó un abogado y ha presentado una queja a la embajada estadounidense en Finlandia. Pide explicaciones y una compensación económica, porque la mujer renunció a otros encargos laborales para poder estar el 7 de marzo a Washington.
Entre Noticias/La Vanguardia