Fatou Bensouda había solicitado en 2017 abrir una investigación en Afganistán por crímenes de guerra cometidos por los talibán y por las tropas estadounidenses.
La fiscal proseguirá cumpliendo su labor “sin temor ni favoritismo” pese a la revocación de su visado, indicó en un comunicado la oficina de Fatou Bensouda.
Las relaciones entre Washington y la CPI siempre han sido complicadas. Estados Unidos se ha negado a unirse al tratado que rige el CPI, el Estatuto de Roma, que entró en vigor en 2002 y ha sido ratificado por 123 países.
Washington ha hecho todo lo posible para evitar que los estadounidenses fueran objeto de sus investigaciones. La administración de Donald Trump ha llevado al extremo el rechazo a esta institución.
A mediados de marzo, EU anunció sus primeras sanciones contra la CPI, negando visas a cualquier persona involucrada en la investigación de las acciones de las tropas estadounidenses en Afganistán o en otros países.
La notificación a Bensouda confirma el anuncio hecho por el secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, hace tres semanas, cuando dijo que prohibiría los visados de entrada al país de cualquier persona de la CPI implicada en la investigación de las violaciones de derechos humanos de estadounidenses en Afganistán o en otros lugares.
Pompeo remarcó que el Gobierno del presidente Donald Trump busca «proteger a los militares estadounidenses y a sus aliados, así como al personal civil de vivir con el temor de una investigación por «acciones realizadas para defender a nuestra gran nación».
La fiscal jefe de la CPI viaja frecuentemente a Nueva York para informar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre sus avances en las investigaciones por crímenes cometidos en Libia y Sudán del Sur, pero ahora no tendrá visa para realizar esos viajes.
EntreNoticias/Agencias