El triunfo del ex vicepresidente fue un nuevo golpe para el senador por Vermont, Bernie Sanders, cuya ventaja inicial se evaporó después de que los votantes afro-estadounidenses y blancos de clase trabajadora de todo el país le han otorgado su apoyo a Biden.
Pero las primarias del martes demostraron la tremenda incertidumbre que enfrentan las elecciones demócratas que coinciden con las labores por frenar la propagación de un virus que ha alterado gran parte de la vida cotidiana de Estados Unidos. Las urnas se cerraron en Ohio, pero los comicios continuaron en Florida, Illinois y Arizona, en donde algunos votantes y funcionarios electorales reportaron problemas.
Es la tercera semana consecutiva en que Biden acumula triunfos después de que su victoria en Carolina del Sur el mes pasado revitalizó lo que lucía como una campaña agónica. Desde entonces, la mayoría de los líderes del partido le han otorgado su respaldo al considerarlo la mejor opción para vencer al presidente Donald Trump en noviembre.
Mientras muchas personas trabajan desde casa, y las escuelas y comercios permanecen cerrados, las primarias han permanecido en el limbo, sin mítines multitudinarios. El camino de Sanders a la nominación se complicó enormemente, pero no se prevé que abandone la contienda, apostando porque el panorama político nacional cambie mientras el virus continúa transformando la vida de los ciudadanos de todo el país.
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