Por Hermann Bellinghausen y Elio Henríquez
Este viernes se desbordó la violencia en el municipio chol de Tila, en la zona norte de Chiapas, con al menos dos muertos (otras fuentes hablan de tres) y un número no determinado de heridos. Los hechos se desataron al ser emboscada una marcha, al parecer nutrida, de ejidatarios de la cabecera municipal de Tila y simpatizantes de las poblaciones vecinas que buscaban abrir el cerco que seguidores del Ayuntamiento, opuesto a la autonomía del ejido urbano y rural de Tila, establecieron a mediados de agosto.
Mediante varios bloqueos sobre la carretera de acceso, trabajadores y simpatizantes de Ayuntamiento y del grupo Paz y Justicia impedían la salida a los ejidatarios. El primero, ubicado en la salida a El Limar, y el último en la primera entrada del casco urbano. Además solicitaban la presencia de la Guardia Nacional para desalojar a los ejidatarios y restablecer en la antigua cabecera al Ayuntamiento, que desde 2015 despacha en El Limar. En la quincena pasada fueron recurrentes los tiroteos desde estos bloqueos para amedrentar a los ejidatarios.
La marcha de ejidatarios fue atacada esta mañana luego de liberar el bloqueo a la altura del hospital en la salida a El Limar y un segundo bloqueo a la entrada de Tila. Según fuentes de la asamblea general de ejidatarios, antes de la tercera entrada la marcha fue agredida a tiros desde una curva por el que resultó un grupo poco numeroso de seguidores del Ayuntamiento. Al ataque, de manera inesperada, desde la marcha se respondió a los disparos, punto sobre el cual la asamblea no se ha pronunciado. Según la versión de los simpatizantes del Ayuntamiento, la marcha fue la que inició la agresión.
Sin embargo, el primer caído fue uno de los que marchaban. Fue su muerte lo que enardeció a la marcha de ejidatarios y suscitó un enfrentamiento en el cual los agresores iniciales llevaron la peor parte. Al cierre, la situación es tensa.
Los hechos son el nuevo desenlace de un problema de legitimidad en el ejido de Tila, que también fungía como sede del ayuntamiento constitucional hasta que en 2015 la asamblea ejidal logró el reconocimiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la propiedad de las tierras, incluyendo la cabecera política. Esto ha causado diversos diferendos entre los ejidatarios del vasto ejido y los avecindados
que no poseen tierras ni predios.
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