Uruguay es el primer país en legalizar la mariguana

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“Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”, dijo Albert Einstein, y basado en esta premisa, varios académicos, líderes políticos y organizaciones no gubernamentales han criticado la estricta política del prohibicionismo desde el punto de vista de sus magros resultados, tratando de cambiar el énfasis en ver el consumo problemático de drogas como un tema de salud, no un tema criminal.

El gobierno de José Mujica impulsó una medida que estatiza la producción y distribución del cáñamo, que fue finalmente aprobada por ambas cámaras del congreso uruguayo.

En junio de 1971, el presidente estadounidense Richard Nixon daría una conferencia en donde señalaba que “el enemigo número uno” del país era el abuso de sustancias psicoactivas, y en consecuencia declaraba “La Guerra contra las Drogas”.

Esta política ha sido impulsada y financiada por Estados Unidos a todo el orbe, y se basa en la aplicación de duras sanciones al consumo, comercio y producción de sustancias que hayan sido enlistadas como drogas peligrosas.

Los resultados de “La Guerra contra las Drogas” han sido desalentadores: el aumento drástico del encarcelamiento y la criminalización de consumidores, el auge de los carteles del narcotráfico, la militarización y violencia extrema en zonas de producción de droga (como Colombia y México) y el aumento constante de los índices de consumo, sin mediar un control de calidad sobre lo que la gente está consumiendo debido a que todo ocurre en la clandestinidad.

Acercamientos críticos al prohibicionismo

“Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”, dijo Albert Einstein, y basado en esta premisa, varios académicos, líderes políticos y organizaciones no gubernamentales han criticado la estricta política del prohibicionismo desde el punto de vista de sus magros resultados, tratando de cambiar el énfasis en ver el consumo problemático de drogas como un tema de salud, no un tema criminal.

La principal propuesta de estos grupos es descriminalizar el uso de ciertas sustancias que no sean nocivas ni signifiquen un daño a los demás. En 2011, una independiente Comisión Global en Política de Drogas, con expertos internacionales, indicó que de acabarse la “Guerra contra las Drogas”, en EEUU se podrían ahorrar 41,300 millones de dólares en acción policial y recaudar adicionales 46,700 millones de dólares en impuestos similares a los que tienen el alcohol o el cigarrillo.

Justamente la etapa de prohibición del alcohol en EEUU senta un precedente importante sobre los negativos efectos de criminalizar una conducta que es masiva en la población. Esto, sumado a las experiencias en varias regiones del mundo que han permitido el uso terapéutico de la mariguana, más los estados de Colorado y Oregon que en recientes plebiscitos han aprobado su legalización, ha impulsado a varios líderes latinoamericanos a manifestar su apoyo a una política de drogas distinta a la planteada por Nixon en 1971.

El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, dijo que «Con toda la tecnología y los recursos y millones de dólares que dio Estados Unidos el problema no ha disminuido”. Hasta ahora, los gobernantes de Nicaragua (Daniel Ortega), Costa Rica (Laura Chinchilla), y Panamá (Ricardo Mantinelli) han aceptado el llamado de su homólogo guatemalteco. Países como Argentina, Perú y México ya permiten la posesión de pequeñas cantidades de mariguana, mientras políticos de Brasil y Colombia exploran medidas alternativas de reclusión para consumidores de drogas ilegales.

«Creo que ya es hora de empezar a intentar otra forma de encarar ese problema. Y que la idea de la legalización, que al principio parecía tan excéntrica y minoritaria, se va abriendo camino poco a poco”, ha indicado el escritor y político peruano Mario Vargas Llosa. Otro premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, ha dicho también: «No es posible imaginar el fin de la violencia en Colombia sin la eliminación del narcotráfico y no es imaginable el fin del narcotráfico sin la legalización de la droga, más próspera cada instante cuanto más prohibida».

El camino uruguayo

Si duda, quienes se han adelantado al resto de sus camaradas latinoamericanos es José Mujica, mandatario de Uruguay, cuyo gobierno ha promovido un proyecto de ley que estatiza (o sea, deja en manos del Estado) toda la regulación referente a la mariguana. Esta iniciativa acaba de ser aprobada en ambas cámaras del parlamento uruguayo gracias a los votos oficialistas, después de un áspero debate, donde la oposición acusa que esto es “un experimento” sin evidencia empírica de tener buenos resultados, temiendo que Uruguay se convierta en un lugar de “narco-turismo”.

“No defiendo la mariguana y quisiera que no exista” porque “ningún vicio es bueno”, declaró Mujica hace unas semanas, indicando que van a “regular un mercado que ya existe” y frente al cual “no se pueden cerrar los ojos”, en especial porque “la vía represiva” contra las sustancias psicoactivas “fracasó” en el mundo entero.

El mandatario uruguayo señaló que efectivamente esto es un “experimento sociopolítico” y pidió “que el mundo ayude”, insistiendo que “el efecto del narcotráfico es peor que el de la misma droga”. Mujica también indicó que ex presidentes de la región, como el brasileño Fernando Henrique Cardoso y el chileno Ricardo Lagos defienden ahora la liberación de la mariguana, explicando que no lo hicieron en sus períodos presidenciales porque la medida “tiene un alto costo político”. El presidente uruguayo admitió que recibe “presiones” de países vecinos, especialmente porque «hay un aparato en el mundo que vive de reprimir y cuesta mucho».

Las recientes medidas aprobadas en Uruguay harán que el Estado sudamericano ejerza el monopolio de la producción masiva y la comercialización de la cannabis. Ya se ha indicado que el gramo de mariguana costará 1 dólar. No se venderá mariguana a extranjeros. Los uruguayos mayores de edad podrán registrarse para que se les otorgue un permiso y poder autocultivar plantas de cáñamo para consumo personal en sus propiedades particulares, que no supere los 480 gramos anuales.

Desde los años 70 que fumar mariguana en Uruguay, incluso en lugares públicos, no es un delito, aunque sí lo ha sido su distribución y venta. Una vez rubricadas las nuevas medidas y publicadas en un período de 120 días por las autoridades, en la práctica los uruguayos podrán plantar cannabis de forma abierta y legal a finales del 2014.

Entre ellos se encuentra Cristian, un herrero consumidor de cannabis, que piensa en los efectos individuales de la ley más que en las vicisitudes internacionales. «Ya no voy a tener que salir a buscar a las bocas o a darle dinero a quienes trafican con ella», declaró a BBC, resumiendo el principal argumento tras las medidas del presidente Mujica: agotar las fuentes de ingreso de los que trafican con las drogas ilegales.

Hugo Espinoza Caut / redacción «Entre Noticias»

A continuación les dejamos el documental “The Union: el negocio detrás de la mariguana” para complementar con un contexto histórico sobre el tema:

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