Pánico en el Partido Republicano por no poder detener a Trump y a Cruz

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DONALD

«La sociedad estadounidense actual se caracteriza por la primacía de la emoción y el espectáculo sobre el pensamiento racional». (Chris Hedges)

Por Rubén Luengas

¿Se montará exitosamente el extravagante Donald Trump sobre la candidatura presidencial republicana, o el senador Ted Cruz, cuyo movimiento fanático religioso hace “una flagrante distorsión y uso indebido de la Biblia”, logrará apoderarse de la reñida nominación?

Lo cierto es que dicho escenario, tiene a muchos en estado de pánico al interior del propio Partido Republicano.

“Todo esto es un desastre” (“This whole thing is a disaster”), dijo a Politico.com, Curt Anderson, ex director político del Comité Nacional Republicano (RNC, por sus siglas en inglés), preguntándose quién le ha permitido a Donald Trump llegar tan lejos.

“Siento que el partido (Partido Republicano) ha sido secuestrado”, dijo por su lado Holland Redfield, miembro del RNC.

Este 1 de febrero iniciarán las elecciones primarias demócratas y republicanas en el estado de Iowa, utilizando la dinámica del llamado caucus o reuniones organizadas por los partidos en las que los afiliados se congregan para debatir en asamblea sobre los diferentes candidatos y en las que la votación se realiza a mano alzada o separándose en grupos diversos para contar los apoyos a los aspirantes.

Un mes más tarde, el 1 de marzo, se realizará el famoso Supertuesday, en el que tienen lugar las primarias en Alabama, Alaska, Arkansas, Colorado, Georgia, Massachusetts, Oklahoma, Tennessee, Texas, Vermont y Virginia.

Más allá de la ansiedad generada por el perfil atípico de Donald Trump como aspirante fuerte a la presidencia estadounidense, según diferentes sondeos, o del senador Ted Cruz, quien fuera entre otros republicanos, uno de los orquestaron del cierre del gobierno de Barack Obama y quienes están enraizados en la ideología “cristiana” radical conocida como Dominionism (Dominionismo) o Reconstruccionismo Cristiano, cuya ideología hace un llamado a “líderes cristianos ungidos” a apoderarse del Estado y construir las leyes y las metas de la “nación bíblica”, lo que debiera causar aún más vértigo y un profundo estado de pánico, es el diagnostico que hace del electorado, de la clase política norteamericana y de su sociedad en general, el periodista estadounidense Chris Hedges, afirmando que Estados Unidos “ha rechazado sostener su patrimonio cultural e intelectual”, lo que significa, sostiene Hedges, que “ha perdido contacto con el lado luminoso de su pasado, borrado su comprensión del presente y aplastado su capacidad de transformarse a través de la auto-reflexión y la autocrítica”.

Hedges describe en sus libros y artículos que la sociedad estadounidense actual se caracteriza por “la primacía de la emoción y el espectáculo sobre el pensamiento racional y el sano juicio, y se está pagando por ello la factura”. No duda tampoco en afirmar que Donal Trump, Hillary Clinton e incluso Bernie Sanders, se niegan a admitir lo que bien saben: “Nuestros derechos civiles y políticos más básicos nos han sido arrebatados, la oligarquía corporativa permanecerá atrincherada en el poder sin importar quién gane la presidencia y, las elecciones, son sólo un acto de carnaval”.

Sin duda, Trump ha sido hasta ahora, ganador indiscutible en esa “primacía de la emoción y el espectáculo sobre el pensamiento racional”. Cierto que ha dicho algunas verdades a medias sobre las consecuencias de la injerencia bélica de Estados Unidos en países de Oriente Medio como Irak o Libia, pero tal como lo expresara el poligloto Noam Chomsky en una entrevista para The Huffington Post: “Hoy en día, el Partido Republicano se ha desviado de sus principios, y se ha convertido en una “insurgencia extremista” como lo describen dos prominentes analistas políticos, Thomas Mann y Norman Ornstein”.

Para el célebre lingüista, politólogo e intelectual estadounidense, los republicanos y sus precandidatos a las elecciones presidenciales de 2016 representan literalmente “un grave peligro para la supervivencia de la humanidad”.

Sin embargo, me dijo una vez el escritor estadounidense ya fallecido, Gore Vidal, en una entrevista exclusiva muy crítica de su parte que le realicé en su casa de Hollywood, cuya grabación fue accidentalmente extraviada por personal de una estación de televisión en la que trabajé en Los Ángeles, y que por esa razón no pudo salir al aire: «En Estados Unidos hay un partido único, el del gran poder y el del dinero, con dos alas derechas: una demócrata y otra republicana».

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Rubén Luengas en casa del escritor estadounidense Gore Vidal

Chomsky afirma igualmente que Estados Unidos es un país administrado esencialmente por un sistema unipartidario compuesto por dos facciones: republicanos y demócratas.

Pero el profesor Chomsky también dice que “hay divergencias entre dichas facciones que pueden hacer una gran diferencia”.

Los precandidatos republicanos son todos extremadamente peligrosos para el mundo entero, aunque paradójicamente puedan votar o no por ellos sólo los ciudadanos de Estados Unidos, víctimas de primera mano del inconmensurable poder corporativo, mediático-propagandista, que permite que demagogos y fanáticos como Trump y Cruz, entre otros, puedan llegar tan lejos en sus aspiraciones de poder económico y político.

Mientras tanto, dentro de los parámetros de la política-espectáculo que caracteriza, quizás más que nunca, a este proceso electoral estadounidense, Trump sigue mostrándose bravucón y desafiante, al haber rechazado participar en el último debate en la cadena Fox, previo al caucus de Iowa, por su inconformidad hacia los conceptos vertidos sobre su candidatura por parte de Megyn Kelly, una de las conductoras estelares de la cadena, propiedad del australiano Rupert Murdock, gurú mediático de la derecha más recalcitrante. Se trata en mi opinión de un pleito fríamente calculado, un movimiento planeado que en el juego de ajedrez se denomina, ‘gambito’. Es decir, una jugada de sacrificio de una pieza, por lo general de un peón, para lograr una posición favorable que proporcione ventajas posteriores.

Del lado demócrata, desde septiembre de 2015 hasta la fecha, las encuestas le son más favorables al aspirante Bernie Sanders de 74 años, quien ha sido alcalde, congresista y senador por el estado de Vermont. De hecho, una amplia mayoría de jóvenes afirman estar dispuestos a votar por Sanders, quien se dice socialista.

Sanders, es el único de todos los candidatos que desde hace mucho se mostró contrario al pernicioso Acuerdo Transpacífico (ATP), por beneficiar a las corporaciones, minimizar la influencia de los Estados y por explotar aún más la mano de obra de los países pobres. Además, Sanders defiende la propuesta de una educación universitaria gratuita, justo cuando les llega el agua al cuello a los estudiantes por los créditos recibidos para el financiamiento de su formación académica.

Sin embargo, para los oídos de la mayoría de estadounidenses, ese calificativo de “socialista” , resulta ser una palabra que sigue sonando a “guerra fría” , a sinónimo de “enemigo” o de lo que Ronald Reagan denominara como “el imperio del mal”.

Rubén Luengas/Entre Noticias

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