Pazmiño fue relevado de su cargo por fallas de información. Le ocultó al presidente ecuatoriano Rafael Correa que el ataque a Angostura, ocurrido en 2008 y donde murió el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), Raúl Reyes, y otras 22 personas, fue planificado por la CIA.
Testigos señalan que Pazmiño recibió equipamiento de la embajada estadounidense en Quito, según el video revelado por teleSUR.
Otro de los nombres revelados es el de Leila Hadad Pérez, jefa de la CIA en Ecuador durante muchos años hasta que Rafael Correa asumió la Presidencia. Hadab trabajaba de manera encubierta en el almacén de alfombras Aladino en Quito. Muchos políticos entraban a ese lugar con el pretexto de comprar alfombras y salían con instrucciones claras de lo que debían hacer. En este almacén también se autorizaba la designación de jefes de la Policía y Fuerzas Armadas afines a sus intereses.
Por sus acciones logró que Emilio Palacio, periodista del diario El Universo, fuera acogido como asilado político en los EE.UU. y desde ese país intenta influir, pero con poco éxito. Hadad Pérez fue expulsada de Ecuador en 2008, meses antes del ataque a Angostura.
Karen Hollihan, reclutada por la CIA según se señala en el video, es directora de relaciones públicas del Instituto Interamericano para la Democracia. Su historial en Ecuador fue escaso aunque suficiente para coordinar una red de informantes encargados de atentar contra la democracia en Ecuador.
El primero en ser reclutado fue Mario Pazmiño, el exmilitar Alberto Molina , Fernando Villavicencio, quien se formó en los viejos sindicatos petroleros que acostumbraban a chantajear con amenazas de paro. Llegó a ser asesor del entonces asambleísta Cléver Jiménez.
Otro nombre la red de intervención de la CIA revelado en el video es César Ricaurte, quien dirige Fundamedios, una organización que se escuda en la defensa de la libertad de expresión, pero en realidad es un instrumento de las acciones psicológicas de los servicios de inteligencia estadounidense en Ecuador.
La CIA, de acuerdo a documentos desclasificados y testimonios de sus exfuncionarios, mantuvo una operación permanente para intervenir en las decisiones políticas y sociales de Ecuador.
Desde comienzos de la década de 1960, la CIA se infiltró en el Gobierno, la policía, grupos civiles y ONG para fomentar los intereses de Estados Unidos en el país. Además, aún continúa luchando para imponer su influencia y poder en la región. Muy pocos conocen los movimientos políticos que llevaron a que fuerzas de inteligencia foráneas intervinieran en Sudamérica y Centroamérica con consecuencias desastrosas para la región, además de un enorme impacto en el orden mundial.
Antecedentes
Con el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 y el florecimiento de los grupos de resistencia anticolonialista en América Latina, la Unión Soviética mantuvo su fortaleza geopolítica y comenzó a apoyar a su nuevo aliado: Cuba. Era el comienzo de otra Guerra Fría para Estados Unidos.
A comienzos de 1960, el presidente nacionalista de Ecuador, José María Velasco y su vicepresidente y posterior sucesor, Carlos Julio Arosemena Monroy, fueron presionados por la agencia para que rompieran diplomáticamente con el nuevo Gobierno socialista de Fidel Castro en Cuba. Ambos rechazaron aislar al Gobierno de Castro y fueron derrocados por golpes militares orquestados por la CIA.
Ecuador, al igual que otras naciones en Suramérica, fue víctima del Plan Cóndor en 1970, que era respaldada por Estados Unidos. Este plan apoyaba el terrorismo de Estado para controlar lo que se percibiera como una «amenaza comunista», además de eliminar los sectores subversivos de la sociedad.
Diferentes activistas, organizadores y opositores a las dictaduras que Estados Unidos impulsó en la región fueron blancos del Plan Cóndor. Dos prominentes presidentes latinoamericanos, Omar Torrijos de Panamá y Jaime Roldos de Ecuador, se opusieron férreamente a esas medidas de Estados Unidos.
Roldos y Torrijos murieron en un accidente aéreo y, de acuerdo a documentos desclasificados de la CIA, pudo haber sido parte de un plan, debido a que otros líderes de izquierda en la región también estaban en la lista. El presidente Roldos quería reorganizar el sector de hidrocarburos, lo que era una enorme amenaza a los intereses estadounidenses en Ecuador; es por ello que algunos investigadores creen, firmemente, que la muerte de Roldos está vinculada a las operaciones de la CIA en el país.
Nuevos métodos, la misma estrategia
El actual Gobierno ecuatoriano sostiene que los grupos vinculados a la CIA y que reciben ayuda financiera de Estados Unidos están actuando contra las organizaciones de izquierda en América Latina. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) son, para muchos, una herramienta de Estados Unidos para impulsar sus intereses políticos, económicos y sociales.
Muchos grupos de oposición y medios en América Latina reciben financiamiento de la USAID y NED u otras instituciones públicas o privadas de Estados Unidos. Además del presidente de Ecuador, Rafael Correa, otros presidentes de izquierda han denunciado que las operaciones de estas instituciones buscan desestabilizar a sus Gobiernos, tal fue el caso del expresidente venezolano, Hugo Chávez, que resistió los embates de los grupos opositores financiados por la NED. Más recientemente, el caso de los grupos de libertades civiles detrás del proceso de impeachment contra la presidenta, Dilma Rousseff.
De acuerdo al presidente Correa, estas organizaciones actuaron políticamente para promover la agitación social y oponerse a las políticas de su Gobierno. En 2012, Correa amenazó con expulsar a la USAID después de acusarla de financiar a los grupos de oposición y de inmiscuirse en la política interna ecuatoriana. Él señaló que otros movimientos progresistas estaban evaluando si tomaban acciones similares.
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Algunos informes también indican que el presidente Rafael Correa podría ser blanco de la CIA dada su férrea oposición a la intervención estadounidense en su país y la región. Apenas llegó al poder, Correa clausuró la base militar estadounidense en Manta y expulsó a dos diplomáticos que trabajaban para la CIA. Asimismo, Correa concedió asilo político a Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres.
Al igual que hace 50 años, la CIA continúa su estrategia de intervención e infiltración, a través de nuevos métodos y recursos en Ecuador.