España: Entre Fútbol y Monarquía o III República

Por Rubén Luengas

La primera vez que España participó en un Mundial de fútbol fue en la Italia fascista, en 1934, luciendo la bandera tricolor republicana. Dos de los mejores porteros del mundo de ese entones, Ricardo Zamora de España y Gianpiero Combi de Italia, hicieron intercambio de banderines y el sorteo de campo poco después de que los jugadores italianos realizaran el saludo fascista al graderío donde se encontraba Il Duce Benito Mussolini presidiendo el segundo Mundial de fútbol de la historia y el encuentro Italia contra España en Cuartos de Final.

El once de la selección de la República Española en ese torneo, estaba integrado por Zamora, Errasti, Quincoces, Cilaurren, Muguerza, Fede, Lafuente, Iraragorri, Lángara, Regueiro y Gorostiza.
En el minuto ’30 abría el marcador el delantero vasco del Madrid C.F., Luis Regueiro, a lo que siguió el juego rudo de los italianos ante el árbitro belga Louis Baert que se hizo de la vista gorda y que en la ceremonia inicial había realizado también el saludo fascista.

El juego sucio y agresivo de los italianos dejó lesionados a varios jugadores españoles y combinado con la anulación de goles españoles y un segundo partido de desempate, España quedó eliminada. No había nada que hacer ante un resultado que se había decidido antes de jugarse el partido.

El Mundial de 1934 fue utilizado por Mussolini como escenario de propaganda fascista, al igual que lo hizo Adolfo Hitler con los Juegos Olímpicos de 1936.

Las presiones a los árbitros para que Italia ganara la copa fueron definitivas y muchos de ellos fueron posteriormente suspendidos en sus países de origen, incluido el belga Baert.

En ese mundial de 1934, el fútbol se usó para lograr la adhesión de un pueblo al líder y para inflamar un patriotismo enfermizo que acepte sin respingar lo que verticalmente se le impusiera desde las alturas del poder.
De ahí que James Michener, novelista y soldado estadounidense en la II Guerra Mundial, de cuya experiencia nació su obra «Sucedió en el Pacífico» publicada en 1947, escribiera lo siguiente:

«Estoy comenzando a sentirme sumamente intranquilo al ver que se pide que los deportes sirvan para promover la política, el militarismo y el patriotismo extravagante».

Setenta años después de aquel robo realizado por la Italia fascista contra la selección de la República Española, que utilizó en su uniforme el rojo, el amarillo y el morado de la bandera republicana, la selección actual de España, campeona del mundo, se jugaba el todo o nada contra la Selección de Chile tras una humillante derrota contra Holanda de 5 goles contra 1 en su primer partido.

El juego contra los chilenos ocurre justo en el último día de Juan Carlos I como Rey de España tras haber abdicado para dejar paso a su hijo, que un día después del partido de España contra Chile se convertirá en Felipe VI. El 22 de julio de 1969, el exterminador de la República Española, Francisco Franco, decidió que Juan Carlos de Borbón fuera su sucesor como jefe de Estado, buscando así perpetuar su régimen cuando él ya no estuviera.

La dictadura franquista no sobrevivió, pero «el dedazo que valió una corona» para el elegido, «con todo atado y bien atado», extiende su alcance y potestad en y hasta la persona de Felipe de Borbón y Grecia.

En víspera de la proclamación de Felipe VI , entre protestas contra la Constitución monárquica y la expectativa de resurgimiento de un equipo español que pareció abdicar junto a su rey en el arranque del Mundial de Brasil, quienes se pronuncian a favor de la creación de una III República Española mantienen su movilización para reivindicar un referéndum popular que permita a los ciudadanos españoles elegir su modelo de Estado: ¿Monarquía Parlamentaria o República?

Y mientras tanto en Brasil: ¿España o Chile?

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