Por Rubén Luengas
[pull_quote_left]«Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad» Eduardo Galeano, El fútbol a sol y sombra[/pull_quote_left]
Sólo se requiere de una pelota y de algo que simule una portería para jugar el deporte más socializado del planeta y uno de los fenómenos sociales más poderosos del siglo XX en adelante.
Sociólogos han descrito al fútbol como como «el fenómeno social más ecuménico que existe en el mundo», potenciado por el desarrollo tecnológico, la comunicación y el proceso de la globalización.
Viví en una colonia llamada «Del Reloj», al sur de la Ciudad de México, donde cruzando la Calzada de Tlalpan, entrenaban jugadores como Arlindo dos Santos, (Autor del primer gol en el Estadio Azteca contra el Torinio de Italia); El Perro Cuenca, Zague, «el lobo solitario» (Padre de Luis Roberto Alves «Zaguinho»), Ataúlfo Sánchez, Alfredo del Águila, Edvaldo Izidio Neto, mejor conocido como Vavá, entre otros integrantes del equipo de los «Cremas del América».
Ver a esos jugadores desde muy niño y tratar de imitarlos en el parque de la colonia con los amigos de la cuadra, me convirtió en un gran aficionado hasta llegar más tarde a jugar en los equipos juveniles del América cuando Antonio Roca entrenaba al cuadro titular con Tarzán Palacios en la portería y jugadores como Guillermo Campeón Hernández, el Pichojos Pérez, Popeye Trujillo, Zamora, Carlos Reynoso, Roberto Hodge, Toninho Cerezo, Enrique Borja, Borbolla y el Monito Rodríguez.
Pero más tarde me fui percatando de lo que «la religión organizada del fútbol» significaba en términos de manipulación comercial y de control social, cuando se utiliza como droga idiotizante al grado de convertir este lindo deporte en el opio de los pueblos . En grotesco medio de acumulación de capital vinculado al poder público y empresarial que fomenta mucho más que la gente vea fútbol y sea fanática de esta «religión organizada», que a jugarlo como sana recreación del tiempo de ocio.
Dicho de otro modo, «la religión organizada del fútbol», se convirtió en un poderoso instrumento al servicio de la colonización del ocio de la gente y de la expropiación de su tiempo total de vida al servicio del todo poderoso dios mercado y su consumo masivo en tiempos de globalización.
A continuación la videocolumna:
La "religión organizada del fútbol" al servicio del todo poderoso dios mercado
Estoy muy de acuerdo, y lo felicito por tener el valor de hablar con la verdad!
el fútbol es una cortinilla de humo para distraer al pueblo para hacer una de sus tantas marranadas pero el pueblo se enajena creyendo que es divertido deberían leer un libro despertar su imaginación que es mas sano y menos perjudicial para el pueblo .
No tengo nada contra el fútbol, lo malo es que sea usado este deporte como una poderosa arma para manipular a un pueblo y hacer un gran negocio de este deporte.
Que manera de expresar que el problema no esta en el deporte, si no en la idolaltria de el, y en el error de confundir a la seleccion con en el estado de nuestro querido Mexico.
El mundial ni mejora ni empeora esta sociedad ya arruinada. Asi el mundo decida no verlo la violencia, pobreza y falta de paridad social seguiran su curso. Dificil de entender pero para muchos almas tristes, esto es un tiempo de alegria. Los que lo quieran ver, que lo disfruten y los que no, que apaguen la TV y busquen otros motivos para expresar sus traumas y sicosis. (solo mi opinion y nada mas).