Si es elegido presidente, Donald Trump sería el único jefe de Estado en el mundo que afirmaría que el cambio climático es un engaño, según un estudio.
La situación es tan crítica, que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha tasado en un aumento del 130% las emisiones para 2050, si continuamos sin poner remedio.
Sin embargo, el hombre que podría llegar a ser presidente de Estados Unidos, país a la vanguardia en tecnología, pero que ocupa el segundo puesto en emisiones de CO2, en el uso de fertilizantes y un segundo puesto en relación a contaminación del agua y especies en peligro de extinción, insiste en que el cambio climático es una “farsa fabricada” muy costosa y “probablemente china que pretende socavar la economía estadounidense”. Es “bullshit” y “pseudociencia”. Ha dicho Donald Trump en repetidas ocasiones, siempre burlonamente, siempre despectivo y arrogante.
Trump considera que los desastres naturales que algunos científicos atribuyen al hombre son simplemente cuestión «del tiempo». «El tiempo cambia y tenemos tormentas, lluvia y días hermosos», dijo Trump, quien sugiere reiteradamente que las políticas de energía limpia son un lastre para las empresas, ponen en peligro el empleo y perjudican a las clases media y baja.
Recientemente, en su discurso sobre la inmigración y la ingenuidad de México por no saber aún que “deberá pagar por la construcción de un nuevo muro en la frontera”, el troglodita señor Trump dijo: “Sólo las élites mediáticas sin contacto con la realidad, piensan que el mayor problema que enfrenta Estados Unidos no es lo nuclear, no es el Estado Islámico, no es Rusia, no es China, sino el calentamiento global”.
Lo que muchos parecen ignorar, es que Trump hace una conveniente excepción sobre la percepción del cambio climático: su campo de golf en Irlanda.
En documentos presentados el pasado mes de mayo en Irlanda por el Trump International Golf Links and Hotel, se solicita permiso para construir una enorme muralla para proteger al campo de golf de los mares. Se calcula que la playa frente hoyo número 18 está desapareciendo, perdiendo en promedio un metro cada año.
La solicitud, cuya existencia fue revelada por la revista Politico, cita “los crecientes niveles del mar, junto con la frecuencia de las tormentas y el impulso de las olas, asociados con el calentamiento global”. Un documento anexo estima que casi todo el litoral en el oeste de Irlanda está erosionándose “debido al aumento del nivel del mar y a la intensidad de las tormentas en el océano Atlántico”.
Aunque el calentamiento del planeta por medio de combustibles fósiles no puede ser visto más como una fantasía, escribió Michael Klare en TomDispatch, «medidas para salvar a la industria del carbón, la construcción de gasoductos y revertir cualquier intento de Barack Obama por promover sistemas de energía alternativa estarían a la orden del día, mientras resulta que el cambio climático para Donald Trump amenaza algo crucial para la vida humana tal como la conocemos: jugar 18 hoyos en un campo de golf costero de Irlanda».
Para la construcción del muro que proteja el campo de golf de Trump en Irlanda, se requieren, según el artículo de Michael Klare, unas «200.000 toneladas de roca distribuidas a lo largo de dos millas de playa». De tal suerte que si los irlandeses le conceden el permiso a Trump para su muro, el resultado, dice, Klare, será «una gran muralla, un muro hermoso que no deje ni a una gota de agua de mar emigrar dentro de suelo irlandés».
Bernie Sanders: «Los republicanos son una vergüenza en materia de cambio climático».
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