La revista The Atlantic publicó los comentarios de Biden, quien señaló que este es el momento para que la nación declare lo que el presidente no puede hacer con claridad, coherencia o convicción: que no hay lugar para estos grupos de odio en Estados Unidos.
Si antes no estuvo claro, ahora sí: vivimos una batalla para salvar el alma de la nación en momentos en que los avances en el tema de libertades y derechos civiles “enfrentan un feroz rechazo de las fuerzas más obsoletas y oscuras de Estados Unidos”, añadió Biden.
Juntos somos más de 300 millones de personas, dijo Biden. Juntos ganaremos esta batalla por nuestra alma, porque si hay algo que sé sobre el pueblo estadounidense, es que cuando más ha importado, «nunca hemos dejado dejado que esta nación se hunda».
Trump sostuvo una conducta ambivalente tras los eventos de Charlottesville el 12 de agosto pasado donde murieron tres personas, cuando grupos de supremacistas blancos se enfrentaron a quienes rechazan su mensaje de odio.
Al valorar esos hechos, el jefe de la Casa Blanca rechazó la violencia provocada por “muchas partes”, pero no mencionó explícitamente a los movimientos de ultraderecha presentes en el lugar.
Tras recibir cuestionamientos de diversas figuras por sus comentarios moderados, expresó que el racismo “es malo y quienes causan la violencia en su nombre son criminales y matones, incluyendo el KKK, los neonazis, los supremacistas blancos”.
Sin embargo, volvió a desatar polémica poco después cuando se refirió a la “culpa de ambas partes” en los eventos, pues “hubo un grupo de un lado que fue malo y hubo un grupo del otro lado que también fue muy violento”.
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