“El acuerdo es un regalo corporativo destinado a limitar drásticamente los poderes de los gobierno para proteger a las personas y al planeta”. (Amigos de la Tierra)
El acuerdo, que aún debe ser aprobado por los cuerpos legislativos de los tres países, es un reemplazo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, prometió renegociar o desechar por completo durante su campaña.
Diferentes grupos ecologistas dicen que el nuevo acuerdo, llamado Acuerdo Estados Unidos México Canadá (USMCA), beneficia los intereses de grupos vinculados a los combustibles fósiles a expensas del medio ambiente, y que la sección ambiental del acuerdo es débil en cuanto a sus mecanismos de cumplimiento.
«El acuerdo comercial de Trump con México y Canadá es un regalo corporativo destinado a limitar drásticamente los poderes de los gobierno para proteger a las personas y al planeta», dijo el director de política económica de Amigos de la Tierra , Doug Norlen, al Huffington Post . «Este acuerdo es un ataque a nuestra capacidad para responsabilizar a Big Oil and Gas por el daño que causan a nuestras comunidades».
Los grupos ecologistas están especialmente preocupados porque una mejora importante en el acuerdo no se aplica a las compañías de petróleo y gas. El TLCAN fue criticado porque el proceso de solución de controversias entre inversionistas y estados otorgó a las corporaciones derechos que anularon las protecciones ambientales, especialmente en México, el país con las leyes ambientales más laxas. El nuevo acuerdo limita esos derechos corporativos para todas las empresas de petróleo y gas excepto las estadounidenses que realizan trabajos por contrato con el gobierno de México. Estas compañías aún pueden desafiar las leyes locales, que el presidente electo de México Andrés Manuel López Obrador planea fortalecer.
«Es como decir que de aquí en adelante, vamos a proteger el gallinero manteniendo alejados a todos los animales, excepto a los zorros. Son geniales», dijo el director del programa de economía de vida del Sierra Club, Ben Beachy, en entrevista telefónica al Huffington Post.
El director ejecutivo de Sierra Club, Michael Brune, le dijo además al National Observer que la sección ambiental del acuerdo era débil.
«Por ejemplo, el texto reconoce que la contaminación del aire es una grave amenaza para la salud pública, pero luego no incluye una sola regla vinculante para reducir la contaminación del aire que el TLCAN ha exacerbado». Brune dijo también: «Gran parte del lenguaje del texto parece estar diseñado para limpiar el acuerdo, no para rectificar las amenazas del TLCAN a la vida silvestre, los ecosistemas, al aire y el agua».
En general, los grupos ecológicos temen que el el nuevo acuerdo debilite las regulaciones, ya que incluye una disposición que permite a las empresas desafiar las regulaciones antes de que se aprueben y solicitar que se deroguen las regulaciones existentes.
«Esperamos que, luego de que Trump esté fuera del cargo, tengamos que trabajar duro para volver a regularlo», dijo Beach al Huffington Post. «Incluso después de que Trump deja el cargo, el nuevo acuerdo podría extender su legado contaminante por años».
Entre Noticias/EcoWatch
