El polémico discurso de Porfirio Muñoz Ledo en 1969 que parece «justificar» la masacre de Tlatelolco | #2deOctubreNoSeOlvida

Aunque pudiera resultar escandaloso, el discurso que Muñoz Ledo emitió en el 69 en apoyo a su partido y al presidente Díaz Ordaz es una muestra de que en la década de los 60 existía un partido hegemónico, explica el historiador y catedrático de la UNAM Luis Fernando Granados.

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Más tarde en la administración de Luis Echeverría se desempeñó como subsecretario en la Oficina de la Presidencia de la República, siendo el responsable del discurso ideológico de los informes de gobierno.

Porfirio Muñoz Ledo, quien para algunos «justificó» la represión de Gustavo Díaz Ordaz contra el Movimiento estudiantil ese trágico 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, también será el que coloque la banda presidencial al primer mandatario de izquierda en México, Andrés Manuel López Obrador.

Muñoz Ledo, quien preside este 2 de octubre de 2018 la ceremonia de conmemoración del Movimiento Estudiantil del 68 es el mismo Porfirio Muñoz Ledo que apoyó, al menos en las palabras, incondicionalmente al presidente Díaz Ordaz por sus decisiones tomadas sobre Tlatelolco.

Es por ello que la figura de Muñoz Ledo se encuentra en una disyuntiva histórica: entre su pasado como priista y como diazordacista; y actualmente como uno de los principales actores de la Cuarta Transformación, como el presidente electo la ha llamado.

Con un pasado priista de décadas, Muñoz Ledo y Lazo de la Vega es considerado uno de los políticos más polémicos e influyentes del S. XX en el país, hoy preside la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados respaldado por Morena. Hace cinco décadas, era militante del PRI y las palabras de su discurso sobre el Quinto Informe presidencial de Díaz Ordaz en septiembre de 1969 son una paradoja en la política de México.

En 1969, como una de las estrellas nacientes en el horizonte del PRI y jilguero político de Díaz Ordaz y Luis Echeverría, Muñoz Ledo dijo que la represión en Tlatelolco fue un acto de “madurez revolucionaria” del Estado y una decisión política para imponer la “supremacía del poder político”. Desde dos tribunas, Muñoz Ledo exaltó a Díaz Ordaz por su informe de 1969 en el que asumió la responsabilidad de las decisiones de poder de 1968.

“Hemos vivido una de las coyunturas más cargadas de sentido dentro de nuestra historia contemporánea (el 68): momento que separaba y que ha vinculado finalmente tres decenios de desarrollo con los tres que le faltan a la revolución para cumplir su obra durante este siglo.»

“Al cabo de un prolongado periodo de crecimiento, fuerzas e intereses ajenos a la voluntad del pueblo pretendieron divorciarlo de las instituciones de la República y los más antiguos trasfondos reaccionarios vinieron a condensarse en la idea de que el deber más imperioso para los mexicanos es disminuir la autoridad del Estado e inventar un nuevo régimen constitucional.»

“Hoy, en pocos países como el nuestro, los jóvenes encuentran mejores posibilidades de identificación y de servicio dentro de la sociedad civil. En muy pocos podría escucharse verazmente la promesa que formuló aquí, hace casi dos lustros, el actual jefe de nuestra nación cuando afirmó que a sus contemporáneos correspondía ser el macizo puente por el que habrían de pasar las nuevas generaciones para hacerse cargo de sus responsabilidades con la patria.»

“En todo el mundo existe la convicción de que los últimos movimientos de rebeldía y de protesta han dejado como secuela inmediata el aumento de poder de los enemigos del cambio social. Con la más estricta objetividad podemos afirmar que los conflictos sociales que tuvieron lugar en México y que llegaron a poner en peligro la paz pública no dejaron como saldo el más mínimo incremento de poder o de influencia en favor de quienes se oponen a la transformación acelerada y a la autonomía del país.»

“El Jefe del Estado mexicano ha puesto en este informe (el V) especial acento a los actos de su administración que atestiguan la posición soberana de México frente al exterior y que propician vías de desarrollo económico cada vez más independientes.»

“Díaz Ordaz dijo, reiteradamente, que ninguna presión obligaría al gobierno a “mediatizar la soberanía de la nación” y, podernos añadir con justicia, que no permitió tampoco que se deteriorara la autoridad que el Estado ejerce sobre los intereses particulares que componen la comunidad mexicana. Con esta intención ha dicho que “ningún grupo, ningún sector, ninguna clase tiene el derecho de imponerse a los demás. La voluntad mayoritaria del pueblo mexicano es la que decide”. En ejercicio de ese mandato, el Poder Ejecutivo tomó sus decisiones y la responsabilidad que asume, es -al mismo tiempo- la reafirmación de la soberanía externa del Estado y de la supremacía del poder público en el interior del país.»

“Como miembro de este partido (el PRI) y como mexicano que confía honestamente en el destino de la nueva generación, nada me ha conmovido más hondamente en el texto del V Informe que el valor moral y la lucidez histórica con que el Presidente de México reitera su confianza en la “limpieza de ánimo y en la pasión de justicia de los jóvenes mexicanos.”

“Nuestra Revolución Nacional es obra de sucesivas generaciones (…). Por eso nos dolemos ante la expectativa de que nuestros jóvenes naufraguen en la desilusión o frustren sus empeños por no poder o no querer descifrar las estructuras de la civilización que están llamados a transformar.

Aunque pudiera resultar escandaloso, el discurso que Muñoz Ledo emitió en el 69 en apoyo a su partido y al presidente Díaz Ordaz es una muestra de que en la década de los 60 existía un partido hegemónico, explica el historiador y catedrático de la UNAM Luis Fernando Granados.

“No hay que satanizar lo que dijo Muñoz Ledo, por cómo se comportó en el 68. La mayor parte de quienes integraron la Corriente Democrática en el PRI eran exfuncionarios públicos y militantes. En los 60 todavía era una época en la que el priismo era hegemónico.»

“A uno le puede resultar escandaloso que Muñoz Ledo era un diazordacista en 1968, pero si uno recuerda que el General Lázaro Cárdenas tampoco se manifestó en oposición, ni antes ni después del Movimiento estudiantil, creo que ahí tenemos un elemento -no para perdonar a Muñoz Ledo- sino para entender cómo era el país en ese tiempo, cuando la oposición era muy pequeña”, sostiene el historiador.

El discurso completo puede ser leído siguiendo este vínculo.

En el prefacio del libro “Porfirio Muñoz Ledo: Historia Oral 1933- 1988” (Editorial Debate) se detalla el amplio historial del protagonista, como estudiante, secretario de Estado y político.

El trabajo bibliográfico pone en perspectiva la trayectoria de Muñoz Ledo desde la década de los años 60 y explica que entre 1961 y 1964 -en el gobierno de Adolfo López Mateos- fungió como subdirector de la oficina de Educación Superior e Investigación Científica en la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Para 1965, durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz, fue agregado cultural en la embajada de México en Francia; y de 1966 a 1970, trabajó como secretario general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Más tarde en la administración de Luis Echeverría se desempeñó como subsecretario en la Oficina de la Presidencia de la República, siendo el responsable del discurso ideológico de los informes de gobierno.

Su carrera política, cercana a figuras representativas del PRI continuó. En 1972 fue consultor del PRI y, a la vez, Echeverría lo nombró Secretario del Trabajo y Previsión Social (1972-1975).

Para 1975 Muñoz Ledo coordinó la campaña a la presidencia de José López Portillo, lo que lo llevó a ocupar la titularidad del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI.

Con López Portillo fue secretario de Educación Pública hasta 1977.

Fue en 1979 que inició su cargo como embajador de México ante la ONU y, aunque esa encomiendo se la encargó López Portillo, fue Miguel de la Madrid quien lo ratificó hasta 1985.

Tras buscar la candidatura a la Presidencia con Echeverría y con López Portillo sin éxito, Porfirio Muñoz Ledo se convirtió en un referente de la izquierda de México en 1987, cuando renunció al PRI junto con Cuauhtémoc Cárdenas.

A su salida, ambos fundaron el Frente Democrático Nacional, el cual dio paso a Cárdenas para que compitiera en contra de Carlos Salinas de Gortari por la Presidencia en 1988; el priista se alzó con la victoria.

Considerado uno de los mejores oradores en la historia política de México, Porfirio Muñoz Ledo, tras una larga carrera en el PRI y como servidor público del gobierno federal, fue el primer diputado que interpeló un informe presidencial.

En 1988, el entonces presidente Miguel de la Madrid en su Sexto Informe de Gobierno fue interrumpido por Muñoz Ledo -ya integrante del FDN- quien exigió la palabra en la Cámara de Diputados justo en el momento en que el jefe del Ejecutivo presentaba su resumen de labores.

Con ello muchos políticos tienen el referente de que el 1 de septiembre era el “día de los presidentes” por ser la fecha en que presentaban su informe de gobierno, pero, por la interpelación de Muñoz Ledo, este terminó.

En dos ocasiones fue dirigente nacional de partidos políticos. Una con el PRI y otra con el PRD
En 1997, fue presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y representante de la izquierda, Muñoz Ledo realizó la misma acción con el presidente Ernesto Zedillo, a quien le manifestó tras su tercer informe de labores que “en México nunca más un poder se someterá a otro”.

29 años atrás fundó el PRD junto con Cuauhtémoc Cárdenas, en 1989
En el 2000, como candidato presidencial del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) contendió por la Presidencia ante el mismo Cuauhtémoc Cárdenas -entonces candidato del PRD-, y con Vicente Fox a quien más tarde se le unió.

Luego de su victoria, Fox le refrendó su apoyo y durante su sexenio le asignó tareas diplomáticas. Hasta hace unos años, Muñoz volvió al panorama político, ahora brindando su apoyo a López Obrador.

Es así que Muñoz Ledo, hace cinco décadas defensor de las acciones diazordacistas, y luego de pasar por el priismo, impulsó el perredismo, siguió con el foxismo y ahora con el lopezobradorismo. El político continúa haciendo gala de su amplia oratoria y formará parte de la primera Legislatura con mayoría de izquierda en el país, investido por la bandera de Morena.

 

Entre Noticias | Agencias

 

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