Según reporta Río Doce, medio fundado por la víctima, el implicado llegó a un acuerdo con la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Contra la Libertad de Expresión (FEADLE). Inicialmente, se esperaba una condena mínima de 22 años, pero se pactó reducir un tercio de la pena si reconocía su culpabilidad en un juicio abreviado, como finalmente ocurrió.
Además, los allegados al reportero recibirán la suma de 50.268 pesos (2.550 dólares) por gastos de inhumación, 9 millones (456.000 dólares) de indemnización y 2,7 millones (137.000 dólares) en concepto de daño moral. No obstante, aquel diario señala que el pago será cubierto por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.
En contrapartida, Juan Francisco Picos Barrueta, alias el ‘Quillo’, rechazó el ofrecimiento de la Fiscalía, que le había planteado una pena de 20 años. Según su defensa, la oferta habría cambiado en tres oportunidades, dando pocas garantías al imputado. Así las cosas, seguirá su caso en el juicio oral.
El grupo del ‘Chapo’ está involucrado
Entre los testimonios pronunciados por testigos, un primo del ‘Quillo’ afirmó que el implicado le contó acerca del asesinato. Además, el acusado le habría dicho que el homicidio se ordenó por una nota periodística que no le gustó «a la gente de Eldorado», una ciudad de Sinaloa.
Para las autoridades, el entorno del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias ‘El Chapo’, está involucrado en la trama. De hecho, el 23 de enero la Fiscalía General de la República (FGR) ordenó la detención de Dámaso López Serrano, conocido como ‘El Mini Lic’, acusado de haber ordenado el asesinato del comunicador. Según informa El Universal, aquel involucrado se entregó a las autoridades estadounidenses.
Javier Valdez fue asesinado al salir de las oficinas del semanario Río Doce, recibiendo 12 balazos. La hipótesis principal es que la víctima fue bajada de su vehículo por dos sujetos encapuchados, quienes le bloquearon el paso con un automóvil blanco, a pocos metros de la redacción. Se cree que Valdez fue puesto de rodillas, con las manos sobre los muslos y un sombrero en la cabeza, antes de ser ultimado por los sicarios.
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