Convertir la tragedia en circo

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Las imágenes han dado vuelta el país y han provocado una ola de críticas, que terminaron finalmente con la destitución del funcionario involucrado, un inspector del ayuntamiento de Villahermosa.

El abuso sicológico sufrido por un menor indígena en Tabasco de parte de un funcionario público ha sido frívolamente utilizado por los medios de comunicación masivos.

Por Hugo Espinoza Caut

El video dura menos de un minuto pero provoca una reflexión duradera y profunda, sobre la forma en que nuestra sociedad responde frente a las necesidades de los niños, cómo se enfrenta a la infancia, a los embates de la pobreza.

Se trata de un niño de la etnia tzotzil, que en Tabasco fue abordado por un funcionario público por estar vendiendo confites en la calle, forma en la que el menor, que vive en la extrema pobreza, obtiene ingresos para comprarse los útiles escolares. El adulto humilla al niño y lo fuerza a botar todos los dulces a la acera, ante el llanto desconsolado del pequeño, quien abnegado obedece.

Las imágenes han dado vuelta el país y han provocado una ola de críticas, que terminaron finalmente con la destitución del funcionario involucrado, un inspector del ayuntamiento de Villahermosa.

¿Cuál fue la respuesta de los medios masivos ante el tema del abuso infantil?

La exposición, la plena exposición sin tapujos, en forma de espectáculo, del caso del menor, de sus dramas familiares, económicos, de todas sus penurias, como si fuera una película, un rodeo emocional para que el espectador se ajuste en su sillón y suba el volumen de su televisor para escuchar con mayor claridad el llanto de los pobres.

“Es lo que la gente le interesa, es lo que quiere ver”, serán algunas de las razones que podrán esgrimir las televisoras, indicando al rating, a los niveles de audiencia como la brújula esencial a la hora de proponer los contenidos de sus emisiones.

TV Azteca apenas en unas horas envió un equipo para contactar al menor abusado en Tabasco y traerlo a Ciudad de México junto a su humilde familia para un programa televisivo estelar, donde el pequeño apenas habló y estuvo llorando casi todo el show. ¿Realmente merece esa clase de exposición, sin un chequeo sicológico mediante? ¿Es acaso el morbo popular por el sufrimiento de los pobres un motivo suficiente para estar siempre mostrando el llanto de las mujeres, de los niños, como un mero circo de emociones para entretención de las audiencias?

Algunas entidades como la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés) han solicitado que las víctimas no sean entrevistadas en medios de comunicación masivos sin un trabajo terapéutico previo, ya que existe el riesgo de incurrir en maltrato, según señala el portal SinEmbargo. Un llamado similar ha realizado la UNICEF a las autoridades mexicanas.

En vez de concentrar las informaciones en políticas públicas que aborden el problema de la pobreza y del abuso infantil, los medios masivos mexicanos han optado por la farandulización de estos problemas, del dramatismo por sobre la racionalidad, porque finalmente se superpone la visión de los medios de comunicación como un escenario de teatro, de entretención, por sobre una vitrina de debate, información y educación para el progreso social.

Nota del editor:

Para conocer al pueblo Tzotzil, le recomendamos el artículo de Esteban León en su columna Callejeario: “Tzotziles, hombres verdaderos” (CLICK AQUÍ).

VIDEO del abuso:

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