Allende, Coahuila: la masacre silenciada

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Allende Coahuila

La comunidad de Allende en Coahuila fue escenario de una tragedia que enlutó a decenas de familias. 300 personas fueron asesinadas como parte de una «venganza» de Los Zetas. El silencio persiste a 3 años.

No es cosa nueva la ola de violencia que arrasa con el norte de México. Decenas de miles de muertos se cuentan en la lista de las víctimas que ahora son ya estadística desde el gobierno de Felipe Calderón y ahora Peña Nieto. Estadísticas para los gobiernos y llanto para las familias.

Es ahora, en 2014, que se acaba de revelar una historia más, de entre tantas, que deja nuevamente la muestra de la grave situación que se desarrolla por esos territorios, que desde el comienzo de la llamada «Guerra contra el narco», ha dividido y enlutado a decenas habitantes de este país.

«El País» revela ahora, en julio de 2014, lo sucedido una tarde de marzo de 2011 en la región de Allende, en el estado de Coahuila, que por la gravedad de lo ocurrido, sorprende que hasta ahora sea noticia, tal vez en su momento empequeñecida por el empeño del gobierno de ese país, al que, según familiares, poco le importan las consecuencias de la creciente violencia que asola en el territorio, de dar hacia el exterior la falsa idea de que todo está «bajo control».

Fue en esas fechas, aproximadamente a las 5:30 de la tarde hora del norte del país, que un aproximado de 40 camionetas con hombres armados, llegaron al poblado y cerraron los accesos, posteriormente se distribuyeron por toda la región para sacar de sus casas a decenas de familias y ser desaparecidas para siempre, sin que nadie se opusiera al masivo secuestro, que según versiones, obedece a una «venganza» de Miguel Ángel Treviño Morales, el «Z-40» entonces líder de la organización criminal, calificado como uno de los más sanguinarios miembros.

Varios días duró el asedio de este poblado, extendiéndose también a Piedras Negras. Se dice que entre 200 y 300 personas fueron víctimas de estos días negros, desaparecidas para nunca más saber nada de ellas, esto ante la mirada evasiva de las autoridades que poco o nada hicieron por evitarlo. Según declaraciones posteriores, la mayoría de los secuestrados eran familiares de dos cabecillas locales de Los Zetas, que de acuerdo a versiones, «traicionaron» a la organización.

Hombres, mujeres, niños y ancianos incluídos entre las personas que fueron desaparecidas, además de albañiles que se encontraban trabajando dentro de las casas, que al final fueron baleadas, saqueadas y destruídas con bulldozers, como para dar una «lección» a todo aquel que las viera. Las cuentas datan 70 casas sometidas a este proceso destructivo, dejadas en ruinas, restos que hasta el momento están ahí como prueba de la tragedia.

El silencio sobre los eventos es aún más alarmante que el mismo hecho, son entre 30 y 40 familias las que desaparecieron en pocos días, posiblemente la masacre más grande de la última década y fue dejada al olvido, sin nombres ni culpables; para las autoridades del país nada ocurrió, pese a esfuerzos recientes de éstas para lograr esclarecer los hechos, poco queda de evidencia para lograr tener una precisión de los desaparecidos, ni tampoco se ha brindado por parte de las autoridades una crónica sobre lo ocurrido que dé luz sobre esta gran fatalidad.

Ya se han encontrado fosas comunes con cientos de restos, sin que se determine la identidad de cada una de las personas que ahí fueron enterradas ni la cantidad de ellas.

—“Esto es lo más cabrón que ha ocurrido en México”.

El alcalde de Allende, Reynaldo Tapia, es un hombre de pocas palabras. Llegó al puesto a principios de año. Alto y circunspecto, se pasea por una de las ruinas que dejó la venganza. Es un palacete lleno de boquetes y muros desdentados, pero que aún conserva los tonos pastel y las molduras exageradas que definen el narcoestilo.

—“Primero se llevaban a la gente, luego a los dos o tres días, derribaban las paredes”.

—¿Y qué hicieron con los que se llevaban?

—Los mataron, dice el alcalde entre dientes

—¿ Y durante esos días, nadie denunció nada?

—Era una época muy difícil.

Allende se extiende en una llanura semidesértica. Es un pueblo de frontera, situado a unos 50 kilómetros de Texas. Su implacable horizontalidad de calles polvorientas y casas bajas sólo es quebrada por los nogales que se nutren de las aguas que recorren el subsuelo de la región. Una corriente profunda que no se sabe dónde empieza ni acaba y que, a veces, emerge abruptamente.

Los habitantes del poblado se resisten a hablar del tema, a la pregunta sobre lo sucedido, sólo afirman «ire, aquí llegaron Los Feos y los mataron a todos; no puedo decirle más» y continúan su camino, lo mismo sucede con las autoridades y los medios de comunicación, como los periódicos locales, que también eluden mencionarlos, sin duda alguna, por el gran miedo que esto genera.

El secretario de Gobernación de Coahuila, Armando Luna explica que «Desde que llegaron a la región en 2005, adoptaron una estrategia de implantación territorial. Primero eliminaron a las bandas rivales, luego depredaron las actividades ilegales, más tarde, bajo la amenaza del plomo o la plata, sometieron a la policía municipal y las autoridades locales», terminando por penetrar en todas las esferas de la sociedad coahuilense.

Los relatos apuntan a que la venganza del Z-40 derivó a raíz de la huída de dos de sus colaboradores a EE.UU. mismos que se encargaban de lavar el dinero para la organización mediante la compra de caballos, sin embargo uno de ellos resultó ser informante de la DEA, enterado de esto el Z-40 procedió con las represalias ya relatadas.

El 18 de marzo de 2011 los sicarios tomaron Allende en busca de los parientes de los que huyeron. El ajuste de cuentas duró días y, según el testimonio del propio Moreno, alcanzó a Piedras Negras, Múzquiz y Sabina. “Al que no logró huir, se lo llevaron”, admite el subprocurador de Desaparecidos de Coahuila, Juan José Yáñez, cuyo departamento investiga ahora el caso.

Entre los secuestrados figuraban parentelas extensas. “Nosotros tenemos una denuncia de desaparición de ocho miembros de una misma familia, incluido un abuelo de 80 años”, explica Blanca Martínez, directora del centro de derechos humanos Fray Juan de Larios y portavoz de una asociación de familiares de desaparecidos de Coahuila.

A siete kilómetros de Allende, se encuentra el antiguo rancho de Luis Garza Gaytán, uno de los ex colaboradores del Z-40, mismo que posteriormente «traicionó» a la organización. Fue en este lugar donde, según recientes investigaciones, fueron asesinados gran parte de los desaparecidos para posteriormente ser calcinados. Aún persiste una huella negra en el suelo de este sitio, remanentes de un fuego intenso.

“Lo oí y me pareció inverosímil. Ahora me arrepiento. Pero que no trascendiese da imagen de la magnitud del miedo que imperaba. Es un ejemplo grotesco de lo que ha sucedido en México. ¿Cuántos allendes debe haber?” comenta el director de uno de los periódicos de la zona, quien no daba crédito a los rumores de lo acontecido, dando muestra del miedo que provocaba siquiera hablar del asunto. Aún cuando uno de los relatos que circulan fue de primera mano, uno de los habitantes de Piedras Negras relataba el cómo había sido secuestrada su hermana, dicho relato llegó a manos de la Procuraduría pero el silencio volvió a ser la respuesta de las autoridades. Un año después se supo que la titular de la Procuraduría General en Coahuila, Claudia González López daba protección a los Zetas, por ello fue retirada del cargo. El secretario estatal de finanzas, Javier Villareal, acabó entregándose en El Paso a las autoridades de EE UU por lavado de dinero; y el gobernador interino de la época, Jorge Torres, está ahora prófugo por el supuesto saqueo de las arcas estatales, en pocas palabras, el dominio de Los Zetas llegaba muy profundo en los representantes de las autoridades dentro del estado.

“Tuvimos la destrucción de más de 40 casas; muchísima gente desapareció y temo que murió. En mi conciencia no va a quedar que no haya volteado a ver a quien clamó justicia. Que en la cabeza de otros resuenen los gritos de esas personas de Allende que seguramente pidieron ayuda y nadie se la dio” afirma Rubén Moreira, quien reactivó la investigación para encontrar a los culpables de esta masacre.

Tras un operativo en enero pasado con 250 agentes, fueron localizados los restos de 300 personas, pero seis meses después todavía no hay frutos de estas investigaciones y por supuesto aún ningún culpable.

La activista Blanca Martínez afirma que en Allende, Coahuila hubo un exterminio donde alguien lo permitió y alguien lo ocultó. «Hay una complicidad del Estado y sus instituciones, y tiene que salir a la luz”, concluye.

Tan sólo en Coahuila hay un reporte de 1,800 casos de desaparecidos y a nivel nacional rondan los 13 mil, todos ellos sin respuesta de las autoridades, sin culpables y con el dolor de los familiares al no saber qué ha sucedido con cada uno de estos desaparecidos en una guerra en la que muy lejos están las soluciones y muy cerca las consecuencias.



A continuación el análisis del experto Lorenzo Meyer sobre al asunto, para la primera edición de Noticias MVS:



Redacción / Entre Noticias


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25 Comentarios

  1. La "Cloaca" se destapo, a ver si ahora hay mas conciencia la trilogia a partir de hoy quedara marcada para no olvidar, POLÍTICA- NARCOTRAFICANTES-PUEBLO (gente pobre e indígenas). Es tiempo de reflexionar y EMPEZAR A HACER ALGO, Me apunto

  2. Claudia González López daba protección a los Zetas, por ello fue retirada del cargo, nomas la destituyeron, que poca madre, metanla al bote si acobijas malandrines eres igualito que ellos y mereces lo mismo, tiene que ser juzgada por esos y todos los demás crímenes cometidos en dicho estado, eso y mas tienes que hacer presidente peña, no fueron en tu sexenio pero igual es un delito contra la humanidad castigala por favor danos un poco de credibilidad….

  3. Que fácil describen la manera en que los Z tomaron el pueblo….. PUES SI PENDEJOS POR QUE UD COMO GOBIERNO LES PERMITIERON dejando a la gente sin derechos pisoteando su integridad, UDS GOB DEJARON QUE LOS PINCHES DELINCUENTES DE OTRA CATEGORIA A LA DE UDS MANDARAN A LA CHINGADA al PAIS

  4. no compadre estas equivocado los que ratificaron el gobierno fueron las estructuras priistas que están bajo nomina del gobierno aquí en Coahuila el pri gana por la estructura de pago que tiene bien establecida y le ayudamos con el abstencionismo tan alto que hay….

  5. Y esto que????? No sucedió???? Que les pasa a estos políticos de mierda, indiferentes ante el dolor ajeno, que les pasa??? Hasta cuando México, hasta cuando vas a reaccionar, los pocos que intentamos hacer algo, si.! mucho apoyo en las redes pero a la hora de clamar justicia, hacer valer nuestros derechos de seguridad y reclamar por las acciones de los poderes de la justicia, a la clase política, nos dejan solos y al no tener apoyo en las reclamaciones nomas queda en eso, en una cortina de humo que se apaga por la indiferencia de los compatriotas que están muy agusto en sus casas, viendo el estúpido fútbol, las telenovelas, la rosa de Guadalupe, la laura, y tantos otros programas mediocres que les tienen el cerebro fundido por tanta mierda que les dan por los medios de comunicación del estado. hasta cuando México vas a despertar………………………

  6. Delfina, ud ni leyó el reportaje, ahí dicen que los malos llegaron en el 2005, antes de Calderón pero "casualmente" con la llegada de Humberto Moreira al poder, por algo Moreira dijo que en Coahuila no había mares y por lo tanto no estaba de acuerdo en que llegara la Marina, sin duda no quería que se supiera lo que pasaba en su feudo hasta que terminaron matando a su hijo.. al parecer por una venganza de los sicarios..

  7. Los presidentes de mierda son los culpables,todavia a la fecha si quisieran,el ejercito desapareseria a todititos los malditos asquerosos carteles,no lo hacen es un plan para exterminar gente,la solucion esta en nosotros pero somos culitos.

  8. La matanza de Allende fue culpa de Estados Unidos, porque perfectamente sabían los yanquis, que sus informes al gobierno mexicano, y sus órdenes de atacar a los zetas ese 4 de marzo, provocaría una desgracia de proporciones colosales. El gobierno mexicano se reunió un par de meses después en Sabinas, y allí se acordaron los tres años de silencio que vendrían.
    Cuando encontraron las fosas con restos de 3500 personas, fue por mero accidente, porque lo que en realidad buscaban las fuerzas estatales era los yacimientos de gas shale, que extraerían con el fracking. Desaparecer a esas familias dejó deshabitado el campo, y a los funcionarios estatales con la posibilidad de escriturar a sus nombres todos esos ranchos. Jorge Ramos tiene tanta credibilidad como Pedro Ferriz Decon, Carlos Loret de Mola o Joaquín López Dóriga. El hecho que pida la renuncia de Peña no significa que ame a México, sino que sirve a AMLO y a los republicanos estadounidenses comandados por Tony Garza y su KCSM.
    Para los que no lo recuerdan ya, Jorge tiene una hermana gemela, ambos son originarios de Ramos Arizpe Coahuila, y por sus venas corre la sangre del Padre del Federalismo. Sí, uno de los hombres santificados por los libros de texto de José Vasconcelos, y que una vez que se estudia su vida se lee lo siguiente:
    «Ramos Arizpe es un hombre muy malo, de las más violentas pasiones, y que jamás se detiene en los medios con tal de obtener los fines.»
    Joel R. Poinsett y Henry Clay no eran precisamente buenos, sino todo lo contrario, y para que uno enviara una carta al otro diciendo eso, fue porque en efecto, don Miguel era maquiavélico.
    La clase política tiene a sus perros fieles, y el que cobren en Miami es todavía peor que si lo hicieran en Televisa, porque mientras la televisora oficial no deseará desaparecer ante el poder de las empresas estadounidenses, los empresarios que sirven a la mafia si desean que México pase a ser propiedad de los yanquis.
    Si Jorge Ramos no es un traidor sabré reconocerlo, pero no suelo equivocarme. Un periodista que cuestiona sólo lo que considera conveniente no me inspira respeto. Cuando Allende fue semi destruida por las granadas de la OTAN y posteriormente pintado de amarillo como la Springfield de los Simpson, fue un noble reportero estadounidense el que vino a documentar la tragedia de los cientos de desaparecidos, y del horrorizado pueblo que ni siquiera se atrevió a acudir a la Procuraduría. En México la violencia ha sido sembrada con el "pretexto" del combate al narcotrafico. Ni duda cabe que usa ambiciona territorio mexicano!!!.

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