Del Nobel de Literatura a la tierra baldía adolescente (@uva_canibal)

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«Todo el mundo está desamparado aunque hagamos lo imposible por negarlo». (Bob Dylan)

Por Jaime Casillas-Ugarte

Toda la semana nos trajo de cabeza la polémica decisión de la Real Academia Sueca, de otorgar el premio Nobel de literatura, al cantante y compositor norteamericano Bob Dylan. Hijo intelectual de Rimbaud, Dylan Thomas, las intensas vías férreas que se pierden en el horizonte, Woody Guthrie, Hank Williams y muchos otros músicos y poetas, su nombre ya había sonado como candidato susceptible al reconocimiento, en años pasados.

Creo entender que en un recuento general, han sido más las voces en contra de la concesión, que a favor de tener un Nobel poeta, cantante, piedra rodante y loco. (“La respuesta, mi amigo, está en el viento.”)

Propongo, a todos aquellos que no se mostraron conformes con la designación de Dylan, una nueva perspectiva de observación. Para esto quiero comenzar llevándolos al Palacio de los Deportes, justo un día antes del anuncio del Nobel a Dylan. Ahí, en esta ciudad de palacios y baches, se presentó el grupo The Who, pisando así, por primera vez, nuestro suelo Patrio. (“Veme, siénteme, tócame, sáname…”)

Pete Townshend, líder, alma, guía y principal compositor de este grupo, alguna vez dijo que él preferiría mil veces, en lugar de ser tratado como “Rock Star”, ser reconocido como artista. A lo largo de su carrera, Townshend buscó que ese género tan popular conocido como “Rock”, fuera vehículo de ideas, sentimientos, visiones y propuestas, que trascendieran la barrera de música popular, de cuantioso negocio, de producto de la industria cultural, para ponerlo en palabras de los sociólogos apocalípticos.

A Townshend se le debe la creación de la llamada “Ópera Rock”, donde el género pudo ensayar en contar una historia, explorar problemas, cincelar psicologías y buscar un mensaje que trascendiera la clásica fórmula de la canción que duraba de tres a cuatro minutos y a otra cosa. En el caso del grupo The Who, debemos recordar que con “Quadrophenia”, logró construir una pieza musical de verdadera envergadura artística. Claro, dicho esto desde mi muy particular punto de vista. (“Nadie puede amar sin la gracia de una cara distante”)

Muchos grupos, además de Who, intentaron la forma “Ópera Rock”. Algunos lograron ejemplos notables. Recordemos rápidamente “Tales From Topographic Oceans” de Yes, “Tarkus” de Emerson, Lake and Palmer y “The Wall” de Pink Floyd. (“Hey, maestro, deja a los muchachos en paz”)

Claro que desde la irrupción de la primera “Ópera Rock”, “Tommy” de 1969, y en la medida en la que esta forma se propagó entre los músicos del Rock, se levantaron las críticas a esta bola de melenudos, porque les parecía muy presuntuoso que quisieran, con sus guitarrazos y berridos, ser como Wagner, o Puccini, o Verdi.

“¿Cómo se siente, cómo se siente? Estar sin un hogar, como un completo desconocido, como una piedra rodante.”

El Nobel a Dylan reavivó la discusión entre apocalípticos e integrados, y en el fondo refleja que ese territorio llamado arte, tiene bordes difusos, fronteras de ilusión y otorgar pasaportes de garantía, tiene por requisitos documentos inexplicables.

El premio Nobel a Dylan yo lo veo en la perspectiva de toda una generación de músicos y creadores. A todo un movimiento contracultural que expresó el rechazo de la juventud a añejas formas de convivencia, impuestas por una sociedad temerosa y pusilánime. Podríamos recordar aquí a qué se opusieron los jóvenes, con las armas a su disposición: guitarras, grafitis, poesía. Podríamos empezar por Vietnam, el consumo, las armas atómicas, la represión sexual, la falta de libertades, la guerra fría, el racismo, lo autoritario del poder y un larguísimo etcétera. El Nobel, cincuenta años después de los turbulentos años sesenta, es un reconocimiento a aquellas expresiones que en su momento fueron tachadas de inocentes y tontas, pero que a lo largo de los años, pueden llegar a ser tomadas en cuenta por la Real Academia Sueca y ser promovidas a la categoría de arte:

“No debiste permitir que otros recibieran patadas por tí
Solías montar en un caballo cromado con tu diplomático,
llevando en el hombro un gato siamés.
¿No fue duro descubrir que desapareció
después de robarte todo lo que pudo?”

Ya sé lo que están pensando: la Academia Sueca no decide qué es arte y quién es artista, pero hay que entender que al señalar al cantautor, hace que cambie la perspectiva sobre su trabajo y sea visto, acaso, no como una piedra rodante, sino como un diamante en bruto. Este solo movimiento, me parece muy provechoso.

Me gusta mucho el premio a Dylan porque lo interpreto como un reconocimiento a un genero musical, que siempre fue tildado de sub producto de la industria cultural. Con esto no estoy defendiendo a todos los rockeros, hay (la gran mayoría), muchos destinados al basurero de la historia, pero existen otros que deberán ser revisados para que se les reconozca su aportación al mundo del arte. (Townshend incluido: “No llores, no levantes tus ojos, es sólo la tierra baldía adolescente.”)

Me gusta el premio a Dylan porque tengo la esperanza que se erosione un poco el culterano concepto de arte y comiencen a entrar en ese cromado palacio, nuevas formas de expresión. Nuevas voces y alientos. Nuevos escritores. Está muy difícil que me tomen en cuenta, pero sería increíble que algún día le dieran el Nobel a un guionista de cine (propongo a Sam Shepard), a un creador de comics, (Frank Miller, Neil Gaiman) a un cronista deportivo (Carlos Arribas que nos narra la Tour de Francia, como Herodoto las “Guerras Medicas”, desde las páginas de “El País”).

Me gusta el Nobel a Dylan, porque es el Nobel a la “tierra baldía adolescente”, desde los años sesenta, hasta nuestros días.

Por cierto, Pete, puedes ir tranquilo, tú eres un artista. Y lo digo yo y los más de cuarenta mil personas que salimos del “palacio de los rebotes”, delirando por tu música. Ojalá y algún día te den el Nobel.

(“Me quitaré el sombrero ante la nueva constitución. Me inclinaré ante la nueva revolución. Sonreiré ante el cambio en todos lados. Levantaré mi guitarra y tocaré, igual que ayer: No nos volverán a engañar.”)

Jaime Casillas-Ugarte @uva_canibal

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