«Podrán cambiar de capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo (…) al menos la ilusión actual alivia esa historia de fracasos a la que luego se sumará la desilusión prevista.», afirma comandante Galeano
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en voz del subcomandante Galeano, vocero político-militar del EZLN, dio así la “bienvenida” al nuevo gobierno de López Obrador y comparó a México con un gran estadio, en el que se juega o jugaba un partido de futbol y que ahora vive una gran algarabía, además señaló que el triunfo de López Obrador a la presidencia de México no cambiará la situación del país.
En un comunicado firmado por el Subcomandante Galeano (antes Marcos) y Moisés, el movimiento que se levantó el 1 de enero de 1994 en contra del sistema capitalista y por el reconocimiento a los pueblos indígenas, afirma que el próximo gobierno sólo desilusionará.
Sin mencionar el nombre del virtual ganador de la elección presidencial del 1° de julio, comparó la llegada del gobierno de López Obrador con un partido de futbol.
«La gran final tan esperada y temida concluyó y el equipo vencedor recibe, con falsa modestia, los reclamos de los espectadores», mencionó en el comunicado titulado «Píntale caracolitos a los malos gobiernos pasados, presentes y futuros».
«¿Cuántas veces ha escuchado usted eso? Muchas, ¿vale la pena contarlas? Las derrotas reiteradas, la promesa de que a la que sigue sí, que el árbitro, que el campo, que el clima, que la luz, que la alineación, que la estrategia y la táctica, que etcétera», agregó.
De la mano con el Concejo Indígena de Gobierno, el EZLN tenía como aspirante a la presidencia de México a María de Jesús Patricio Martínez, quien, a pesar de no contar con el número de firmas requerido para lograr la candidatura, fue ejemplo de honestidad en el proceso, pues a diferencia de los otros independientes, sus firmas no tuvieron inconsistencias.
Señala Galeano que “desde cierta distancia, se puede apreciar el inmueble en su totalidad. Aunque ahora sus erróneas disposiciones arquitectónicas, sus fallas estructurales en cimientos y edificaciones, sus cambiantes decoraciones al gusto del equipo ganador en turno, aparecen cubiertas por una tramoya que abunda en llamados a la unidad, la fe, la esperanza y, claro, la caridad. Como si se ratificara así esa semejanza entre cultos religiosos, políticos y deportivos”.
“Usted no sabe mucho de arquitectura, pero le molesta esa insistencia casi obscena en una escenografía que no coincide con la realidad. Colores y sonidos proclamando el fin de una era y el paso al mañana soñado, la tierra prometida, el reposo que ya ni la muerte promete”.
Como en la religión, la política y los deportes, hay especialistas, subraya el texto difundido el 5 de julio. “Y usted no sabe mucho de nada. Le marean los inciensos, salmos y alabanzas que pueblan esos mundos. Usted no se siente capaz de describir el edificio, porque usted anda otros mundos, sus largos y tediosos caminos transcurren en lo que, desde los soberbios palcos del gran estadio, se podría llamar “el subsuelo”.
En este contexto, escribe Galeano, ahora le informan a usted ruidos e imágenes, el partido ha finalizado. La gran final tan esperada y temida, concluyó y el equipo vencedor recibe, con falsa modestia, los clamores de los espectadores.
“Usted trata, sin conseguirlo, de hacer suyo el entusiasmo que inunda las tribunas, los palcos, y parece llegar hasta el punto más alto de la construcción donde, lo que se adivina es una lujosa habitación, refleja en sus vidrios polarizados las luces, los gritos y las imágenes”, agrega.
Es al final de su carta, en la postdata, donde Galeano remata: “No, nosotras, nosotros, zapatistas, NO nos sumamos a la campaña ‘por el bien de todos, primero los huesos’. Podrán cambiar el capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo. Ergo”.
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