Trump es un personaje tóxico y nocivo, pero sus antecesores, demócratas o republicanos, muestran un catálogo repleto de acciones racistas, genocidas e hipócritas.
«Cuando miras que el 20 por ciento del país son inmigrantes (61 millones), ¿no es eso un problema masivo?»
Aclamado por ultraconservadores y nacionalistas blancos, Miller, ex asesor del fiscal general, Jeff Sessions, cuando éste era senador, es de hecho el autor de la mayoría de los discursos migratorios del presidente Donald Trump además de ayudarle a moldear su orden ejecutiva contra los inmigrantes musulmanes.
Los creyentes de la peligrosa ideología que impulsa las políticas migratorias de la Casa Blanca, argumentan que las personas blancas están siendo «borradas» sistemáticamente por la proliferación de sus «inferiores», por lo que se necesita de una afluencia de bebés blancos y nuevos inmigrantes blancos (y la exclusión de los inmigrantes no blancos) para sobrevivir.
Dicha ideología y su peligrosidad, no es algo que exista a raíz del advenimiento de Trump como presidente de EU. Trump es un personaje tóxico y nocivo en varios aspectos, pero sus antecesores, demócratas o republicanos, muestran un catálogo repleto de acciones racistas, genocidas, belicistas, sexistas e hipócritas.
Una de las primeras decisiones de Trump al entrar en la Casa Blanca fue la de colgar un retrato de Andrew Jackson. Resulta que Jackson fue el responsable último del Indian Removal Act, una ley destinada a provocar el exilio forzoso de 15.000 cherokees en el sur, caminando a lo largo de más de 1.500 kilómetros. El proyecto se saldó con 5.000 indios muertos. El gobierno se quedó con sus tierras.
En su muy importante libro, Lies My Teacher Told Me: Everything Your American History Textbook Got Wrong James W. Loewen demuestra que el presidente Woodrow Wilson era en realidad un racista, y explica el porqué los libros de texto en EU omiten contar la verdad sobre ese presidente para no afectar la idealizada versión que se tiene de él en el país.
Wilson, por citar un ejemplo, despidió a 15 de los 17 supervisores negros en el servicio federal y los reemplazó por personas de raza blanca. Bajo su presidencia, jefe de la división de Impuestos Internos de Georgia despidió a todos sus empleados negros y dijo: «No hay puestos gubernamentales para los negros en el sur. El lugar de un negro es en el campo de maíz». Para hacer posible la discriminación en la contratación de trabajadores, en 1914 el gobierno federal «comenzó a exigir fotografías en las solicitudes de empleo».
En 1914, un grupo de profesionales negros encabezados por el editor del periódico y ex alumno de Harvard, Monroe Trotter, se reunió con Wilson para protestar por la segregación. Wilson informó a Trotter : «La segregación no es humillante, sino un beneficio, y debe ser considerada por ustedes, caballeros». Cuando Trotter insistió en que «era insostenible decir que la segregación era simplemente para evitar la fricción entre las razas, por la sencilla razón de que durante cincuenta años empleados blancos y de color han estado trabajando juntos en paz, armonía y amistad», Wilson lo reprendió por su tono: «Si esta organización va a tener otra audiencia ante mí, debe tener otro portavoz. Su actitud me ofende».
Podríamos ofrecer variados ejemplos sobre lo mismo, pero lo que pretendemos es que los lectores de Entre Noticias tengan herramientas para identificar en su contexto histórico, lo que las políticas migratorias de Trump significan y de qué ideología se nutren.
Tales opiniones, dice ese artículo de Vox, fueron defendidas por activistas de la llamada Era Progresista, lo que llevó a actos restrictivos aprobados en 1917 y 1924. Fieles al argumentó de Madison Grant en el tomo de eugenesia de 1915: The Passing of the Great Race (El paso de la Gran Raza):
Muchos inmigrantes que ahora son residentes legales o ciudadanos de Estados Unidos, creen que la política migratoria de la administración Trump no apunta hacia ellos, ignorando el sentimiento entre los nacionalistas blancos, encumbrados en las alturas del poder, en el sentido de que «la blancura de su piel es un valor en sí mismo y esencial para la naturaleza misma de la vida social estadounidense y europea». Valor que se encuentra bajo ataque, no por la violencia, «sino por la inmigración y por las relaciones sexuales entre blancos y no blancos».
Sería bueno para esas personas, leer un artículo publicado en The New York Times el 25 de septiembre de 2018, titulado: Trump’s Next Target: Legal Immigrants
Ante este panorama, no deja de llamar la atención que ciertos mexicanos colocaran la bandera de México en sus perfiles de redes sociales, indignados ante un Donald Trump que anunciaba la edificación de un nuevo muro entre su país y México, además de referirse a inmigrantes mexicanos como criminales o violadores. Ahora resulta que muchos de esos mexicanos (soy testigo de sus dichos), se unen a Trump en calificativos contra los integrantes de la llamada «caravana migrante» integrada por centroamericanos.
No queremos negar de ninguna manera que dicha caravana está beneficiando electoralmente a Trump de cara a las elecciones intermedias del próximo 6 de noviembre, una vez que nutre los instintos de sus bases, pero no por ello dejamos de percibir la hipocresía y la contradicción de algunos mexicanos que pretenden dar la imagen de nacionalistas, pero que han salido muy fácilmente del armario en el que esconden sus verdaderos sentimientos raciales o propios de su condición de clase ante la caravana de centroamericanos, muy probablemente usada mediática y políticamente, pero cuyos integrantes son el efecto de injusticias, abusos y un menosprecio estructural de políticas impuestas sobre sus vidas desde fuera y desde dentro de sus propios países.
Triste e indignante escuchar a esos mexicanos expresando calificativos muy parecidos a los de Trump, incluyendo a algunos presentadores de radio y televisión muy alejados de Dios y demasiado cerca de la visión racista que impera descaradamente en la Casa Blanca.
Termino con lo expresado sobre los mexicanos por el reverendo Theodore Parker, Justo cuando EU veía a México como un territorio de oportunidad para expandir su poder en 1846:
Rubén Luengas/Entre Noticias