La divulgación de esta situación por parte de los funcionarios estadounidenses, que hablaron con Reuters bajo condición de anonimato, ilustra la tensión dentro del Gobierno por el uso de recursos militares para fortalecer la frontera contra la inmigración ilegal, un tema central para la base de votantes de Trump.
La semana pasada, autoridades anunciaron que más de 7.000 soldados irían a la frontera con México en momentos en que una caravana de migrantes centroamericanos se dirige hacia Estados Unidos.
El Departamento de Defensa anunció el despliegue de más de 5,200 miembros en servicio activo en la frontera sur, que más tarde saltaron a 7,000, para unirse a los casi 2,100 miembros de la Guardia Nacional que ya se encontraban en la frontera para ayudar al personal de Seguridad Nacional.
La semana pasada, el presidente Trump atizó las tensiones cuando dijo que los militares responderían con armas de fuego a las piedras lanzadas por los migrantes que buscan asilo en la frontera.
“Quieren tirar piedras a nuestro ejército, nuestro ejército se defenderá con rifles”, dijo el presidente.
Un día más tarde, Trump se retractó de esos comentarios y dijo que los migrantes serían arrestados y no recibirían el fuego de las tropas.
Agencia Reuters