AMLO: la enfermiza obsesión de Vicente Fox / Por Rubén Luengas

En diferentes diccionarios clínicos, la megalomanía se define como un estado mental anormal que presenta delirios de grandeza y un sentido exagerado de autoestima y poder. Es una condición psico-patológica en la que la persona muestra una obsesión excesiva con la grandiosidad. En nuestra humilde opinión, obsesión y megalomanía son justo los elementos que están en el origen de los constantes ataques de Fox contra López Obrador.

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El de Vicente Fox ha sido siempre un espíritu palabrista, trivial, mitómano e insustancial.

Estoy convencido de que en la mente de Vicente Fox, hizo nido hace años una obsesión relacionada con Andrés Manuel López Obrador, al grado de que, el ahora presidente de México, parece dominar los «pensamientos» de quien cree haber sido el mejor presidente que ha tenido el país.

La siguiente frase explica por sí misma lo que trato de decir: «El adversario que llegó a ser una obsesión para ti, ya es una parte de tu propio ser».

Las obsesiones, o pensamientos obsesivos, son dinámicas de pensamiento en las que la mente de la persona se aferra a una idea fija: ¿Alguien pondría en duda que la figura de López Obrador ocupa un espacio repetitivo y recurrente en la mente de Vicente Fox?

De ninguna manera pretendo ofrecer un diagnóstico sobre la psicología del hombre que luchara tanto para que el refresco Coca-Cola se convirtiera en parte importante en la vida de los mexicanos, pero no se necesita ser psiquiatra para darse cuenta que el ex presidente muestra además, entre entre otros, síntomas de megalomanía y narcisismo:

«Un patrón rígido de comportamiento que conduce a una búsqueda constante de auto-gratificación, caracterizado por un sentido de grandiosidad y de auto-importancia, con una necesidad insaciable de atención y falta crónica de empatía».

 
La intervención de Vicente Fox, contra López Obrador y a favor de Felipe Calderón, en 2006, constituyó en sí misma una traición a la democracia. Vicente Fox fue de hecho señalado por haber encabezado «una operación política ilegal y fraudulenta para someter a gobernadores del PRI», con el propósito de que respaldaran al panista Felipe Calderón.

«Lo que sí hice, todo lo que estaba en mi terreno, dentro de la ley para que ese cuate no llegara a ser presidente», dijo Fox hace algunos años. Enfatizando, según él, que «dentro de la ley».

Hace medio año, en entrevista con Aristegui Noticias, el ex canciller de Vicente Fox, Jorge Castañeda, afirmó no tener «ninguna duda» de que Felipe Calderón «sacrificó a Josefina Vázquez Mota por Peña para evitar la victoria de AMLO» en la elección del 2012.

En cuanto a la elección presidencial del 2006, dijo su ex canciller, Vicente Fox «se hizo cargo del asunto» y recurrió a un pacto con empresarios para que López Obrador no llegara a Los Pinos.

«Fue el coordinador de toda esta maniobra, sin él no hubiera resultado. ¿Puede resultar una táctica sin el apoyo del presidente de la República? Yo no tengo idea».

«No tengo la menor duda de que fue Fox el que coordinó todo esto, pero bueno, habrá otras personas que tengan más información que yo», agregó.

 
Durante las campañas y durante los primeros días de la presidencia de López Obrador, Fox ha mostrado el desenfreno de sus obsesiones contra AMLO. No para en atacarlo por casi todo lo que dice y hace, sin importar que el tabasqueño esté cumpliendo promesas de campaña como la de echar atrás la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto:

«A pero que necedad!! Dar marcha atrás al proceso de mejorar la calidad educativa, es destrozar un mejor futuro para nuestros hijos, sobre todo para los mas pobres!! 4a transformación al oscurantismo y la ignorancia».

 

No decimos que el ex presidente no tenga derecho a expresar sus opiniones, lo tiene, pero no desde su megalomanía y enfermiza falta de autocrítica. No desde adjetivos como el de «perrada» para referirse a los seguidores y simpatizantes de López Obrador.

El señor Fox tuvo su oportunidad histórica de transformar México para bien, pero lo que muchos consideran una «transición pactada» en el 2000, se subordinó inmediatamente a los intereses de siempre. La llamada transición a la democracia resultó ser el instrumento para una mayor entrega de los recursos estratégicos y la subordinación política y militar; muestras de ello fueron la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) la Iniciativa Mérida y la reforma para entregar PEMEX a las transnacionales.

En octubre del 2012, después del «triunfo electoral» de Peña Nieto, Vicente Fox hizo un llamado, a través del programa radiofónico de Óscar Mario Beteta, a «trabajar con el gobierno del presidente Peña, que estoy seguro van a salir muy bien las cosas». Las cosas no salieron bien, y ahora Fox no logra contener su «diarrea verbal» contra AMLO quien no ha cumplido ni siquiera un mes al frente del Poder Ejecutivo.

Lo cierto es que el nombre de Vicente Fox ha estado implicado en diversas investigaciones por tráfico de influencias y conflicto de intereses. Tal como lo demuestra Negocios a la sombra del poder (Grijalbo) de Raúl Olmos. El mismo personaje que prometió terminar con las “víboras prietas y las tepocatas”, usó el poder Ejecutivo para asegurar su futuro, según el autor de esta investigación.

Vicente Fox no le hizo honor a las expectativas de cambio que generó su arribo a la presidencia de México en el 2000, y de ninguna manera tiene autoridad moral para tratar de enlodar todo lo que diga y haga el presidente López Obrador, quien por cierto, renunció a habitar con su familia en Los Pinos, mientras Fox, llevó a cabo en el llamado Centro Fox, la construcción de una réplica de la oficina que durante seis años ocupó en la residencia oficial de Los Pinos, incluida la silla presidencial.

En diferentes diccionarios clínicos, la megalomanía se define como un estado mental anormal que presenta delirios de grandeza y un sentido exagerado de autoestima y poder. Es una condición psico-patológica en la que la persona muestra una obsesión excesiva con la grandiosidad. En nuestra humilde opinión, obsesión y megalomanía son justo los elementos que están en el origen de los constantes ataques de Fox contra López Obrador.

Creo que en el fondo, Vicente Fox es un personaje que vive hundido en el laberinto de sus miedos, que para evitar enfrentarlos, cultivó mejor su temperamento acomodaticio, guiado por el interés propio, buscando el falso refugio existencial de los beneficios materiales. Fox es un hombre que se enfrenta con hostilidad a todo aquello se opone a sus prejuicios y delirios de grandeza, pero sobre todo, a todo aquel cuestionamiento que se oponga a sus mentiras.

Fotografía tomada antes de la entrevista con Vicente Fox en el año 2007 en Los Ángeles, CA.

Me preguntó Vicente Fox en aquella famosa entrevista: ¿Tú no tienes propiedades? Sí, le respondí. Lo que no le dije entonces es que soy, antes que otra cosa, el propietario de una conciencia tranquila, porque he entendido mi carrera no sólo como un trabajo o una vocación, sino como una misión, sin haber recibido nunca beneficio alguno que no haya sido proporcionado por los salarios de mis diferentes trabajos como periodista. Uno de ellos, en el que finalmente fui particularmente acosado, compartiendo casi en soledad, con mi querida esposa, mis adorados hijos, y unos cuantos y valiosos amigos, fuera de mi país, sin reflectores, los efectos de fuertes embates contra mi trabajo y mi persona, venidos quién sabe de dónde.

Pero aquí seguimos: dando guerra con lo que se pueda y como se pueda.

Rubén G Luengas/Entre Noticias

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