«Estamos en guerra con un enemigo invisible, y como estamos en guerra, no vamos a discutir; los ciudadanos en tiempos de guerra sólo obedecen», dijo el ministro de Desarrollo Productivo, Wilfredo Rojo al anunciar el endurecimiento de la cuarentena, reportó la televisión estatal.
Rojo, delegado gubernamental para la crisis de COVID-19 en Santa Cruz, hizo el anuncio junto con el gobernador regional, Rubén Costas, y la alcaldesa interina cruceña, Angélica Sosa, al cabo de dos días de cruce de acusaciones entre autoridades nacionales y regionales sobre un creciente desacato ciudadano a la cuarentena contra la pandemia.
El ministro remarcó que «desde este martes (14 de abril) toda la ciudad de Santa Cruz estará militarizada, los servicios de abastecimiento y otros servicios básicos serán en horario restringido», con objeto de impedir una explosión de contagios con el nuevo coronavirus.
Paralelamente, el jefe de Salud del departamento de Santa Cruz, Oscar Urenda, sostuvo que la militarización debería impedir nuevos contagios pero advirtió que en los próximos días podría registrarse un fuerte aumento de positivos por la detección de casos que aún permanecen asintomáticos.
El 10 de abril se registraron en Bolivia siete nuevos casos de COVID-19, incluido uno en la ciudad de Oruro (oeste), donde hace un mes se había detectado el primer caso en el país, en una mujer que llegó de Italia y es la primera declarada recuperada.
«Con estos siete casos positivos se reporta un total acumulado nacional de 275 casos», dijo en el reporte oficial de la pandemia el director de Epidemiología, Roberto Vargas.
Añadió que el caso detectado en Oruro se agravó en cuestión de horas hasta terminar en la muerte del paciente, con lo que se elevaron a 20 las víctimas fatales de COVID-19 en Bolivia.
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