«Es una expresión extraordinariamente sintética y aguda de lo que realmente está siendo el papado de Francisco y que yo analizo en la revista Zocalo de enero, febrero y marzo con el título de «Cuando decir (es para no) hacer», con las dos curvas que trata de promover al mismo tiempo y que, con los acuerdos políticos que hace cuando visita países, como México, termina guardando silencios muy graves en detrimento de las víctimas -no sólo de la pederastia, sino de Ayotzinapa, de Juárez, de los miles de feminicidios, de los miles de desaparecidos forzados, etc. etc.- y luego tratando de corregir en las entrevistas con reporteros en los aviones.
Paradójicamente quien le calló la boca al Papa a esas salidas mediáticas fue el mismo Cardenal Rivera, quien a pregunta expresa de otra reportera en tierra mexicana sobre qué opinaba de las palabras del Papa le dijo, con todo el cinismo del mundo: «No sé, yo no estaba en el avión…».
Lástima que la reportera no le preguntó que cuál era su opinión sobre las palabras del Papa en la Catedral donde sí estuvo -seguramente le habría respondido que esas palabras no estaban dirigidas a él en lo particular y que se las aplicara al que le quedaran…-, y tampoco le preguntó cómo se ponía a hablar de lo que dijo Jesús si nunca había estado ahí, ni jamás lo conoció y, además, con sus propias palabras y actos contradice constantemente sus enseñanzas».
Alberto Athié es una de las personas que más ha luchado contra el encubrimiento de la jerarquía eclesial de miles de casos de pederastia clerical, sin embargo ha sido Athié y no los pederastas y sus encubridores, quien ha recibido ataques feroces de «fieles católicos» y de miembros del clero argumentando hipócritamente que su postura «debe ser parte de una conspiración para dañar a la iglesia». Ni la confirmación de sus acusaciones, tachadas en su momento de «calumnias y mentiras», una vez demostrado que se trataban de muy dolorosas realidades, ha hecho que muchos de sus críticos le busquen para ofrecerle una disculpa por haberle calumniado, como se hizo muchas veces perversamente en su contra por haber denunciado, entre otros, al padre mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, auténtico criminal, lobo vestido de oveja, quien destruyo la vida de muchos niños y quien muriera en la más absoluta impunidad.
Conozco personalmente a Alberto Athié desde hacé muchos años, cuando aún era él sacerdote, recibiendo de su parte un testimonio de vida nada fácil de encontrar entre quienes se dicen cristianos. Imposible olvidar, por ejemplo, su extraordinaria labor en los barrios más pobres de Iztapalapa, en la Ciudad de México, donde construyó con mucho esfuerzo, mini-empresas comunitarias para tratar de evitar que los jóvenes cayeran en las garras del crimen y a cambio tuvieran en sus vidas la experiencia vital y transformadora del trabajo creativo. Hice un reportaje para la televisión justo ahí en Iztapalapa sobre esa extraordinaria labor de Alberto Athié.
Tras la reciente visita del papa Francisco a México, busqué a Alberto Athié para escuchar su evaluación sobre la misma. Ofrezco una disculpa por la no muy buena edición e ilustración del video grabado por Skype, pero se me atoró algo en mi programa de edición y ya no quise esperar más para que la charla se compartiera «Entre Noticias».
Entrevista a Alberto Athié
Rubén Luengas/Entre Noticias