¿También fantasmas, fetiches, súcubos, (espíritu o demonio con apariencia de mujer que tiene relaciones sexuales con un hombre), distinguido neoliberal frenético Mario Vargas Llosa?
«Si sobrevivo me acordaré que hay gente que quiere gritar y a quien nadie oye». Fue la promesa que Viviane Forrester se hizo así misma cuando huía de niña con su familia de la persecución nazi por los Pirineos franceses.
Forrester sobrevivió y su obra «El horror económico», Premio Médicis de ensayo 1996, vendió más de 75.000 ejemplares de su última edición en América Latina, se tradujo a 25 idiomas y vendió más de un millón de ejemplares constituyéndose en el libro más leído de crítica a la globalización y al neoliberalismo, provocando la irritación de neoliberales como Mario Vargas Llosa quien dijo de la obra: «Como toda ficción, L’horreur économique, está elaborada a partir de fantasmas, súcubos, fetiches, engendros irracionales».
En el año 2000 Viviane Forrester publicó su nuevo ensayo, «Una extraña dictadura»,en el que describe la imposición del ultraliberalismo como modelo globalizador, como régimen político único y planetario que supone una extraña dictadura, más refinada y efectiva que cualquier tiranía institucional, ya que no necesita de golpes de estado o guerras para imponerse, sino que se instaura detrás de una apacible normalidad democrática . La autora demuestra que las empresas crecen más cuantos más empleados despiden, con lo que no sólo se destruye el estado del bienestar, sino que se pone en riesgo la pervivencia de muchas de las profesiones tradicionales. Pero ese modelo tiene su propio punto ciego: el del capital especulativo, que sólo persigue el beneficio privado.
¿También fantasmas, fetiches, súcubos, (espíritu o demonio con apariencia de mujer que tiene relaciones sexuales con un hombre), distinguido neoliberal frenético Mario Vargas Llosa?
Decidan ustedes lectores de «Entre Noticias» a quienes recomendamos acudir a la lectura de las obras de Viviane Forrester fallecida en abril de 2013 en París a los 87 años.
Publicamos aquí sólo un fragmento de este libro «Una extraña dictadura», de extraordinaria vigencia en tiempos cuya realidad, en nuestra opinión, hace ver muy mal a quienes alucinan y dicen ver fantasmas en sus obras:
«Es hora de despertar, de constatar que no vivimos bajo el imperio de una fatalidad sino de algo más banal, de un régimen político nuevo, no declarado, de carácter internacional e incluso planetario, que se instauró sin ocultarse pero a espaldas de todos, de manera no clandestina sino insidiosa, anónima, tanto más imperceptible por cuanto su ideología descarta el principio mismo de lo político y su poder no necesita de gobiernos ni instituciones. Este régimen no gobierna: desprecia y desconoce a aquellos a quienes tendría que gobernar. Para él, las instancias y funciones políticas clásicas son subalternas, carentes de interés: lo estorbarían, lo harían visible, permitirían convertirlo en blanco de ataques, echar luz sobre sus maniobras, exhibirlo como la fuente de las desdichas planetarias con las cuales jamás aparece vinculado, porque si bien ejerce el verdadero poder en el planeta, delega en los gobiernos la aplicación de todo lo que ello implica. En cuanto a los pueblos, el régimen apenas experimenta una sensación de fastidio cuando ellos se apartan del silencio, del mutismo que supuestamente debería caracterizarlos. Para este régimen no se trata de organizar una sociedad sino de aplicar una idea fija, diríase maniática: la obsesión de allanar el terreno para el juego sin obstáculos de la rentabilidad, una rentabilidad cada vez más abstracta y virtual. La obsesión de ver el planeta convertido en terreno entregado a un deseo muy humano, pero que nadie imaginaba convertido -o supuestamente a punto de convertirse- en elemento único, soberano, en el objetivo final de la aventura planetaria: el gusto de acumular, la neurosis del lucro, el afán de la ganancia, del beneficio en estado puro, dispuesto a provocar todos los estragos, acaparando todo el territorio o, más aún el espacio en su totalidad, por encima de sus configuraciones geográficas. Una de las cartas de triunfo, una de las armas más eficaces de esta razzia es la introducción de una palabra perversa, la «globalización», que supuestamente define el estado del mundo, pero en realidad lo oculta. Así, con un término vago y reductor, carente de significación real o por lo menos precisa, «engloba» lo económico, político, social y cultural, los escamotea para sustituirlos y así evitar que esta amalgama caiga bajo la luz del análisis y la comprobación. El mundo real parece estar atrapado, engullido en este globo virtual presentado como si fuera real. Y todos tenemos la impresión de estar encerrados en las cuevas de este globo, en una trampa sin salida».
«Entre Noticias» considera que Viviane Forrester cumplió su promesa cuando escapaba de los nazis y se le agradece.
redacción / «Entre Noticias»