Hasta ahora, las mediciones históricas en los niveles de inteligencia cognitiva habían demostrado un pequeño incremento en las últimas décadas desde la II Guerra Mundial. Este fenómeno fue bautizado como “efecto Flynn”.
Estudio científico revela un inquietante patrón: los coeficientes de inteligencia han disminuido desde la era victoriana, o sea, nuestros ancestros habrían sido más capaces que nosotros.
Somos una plaga: nos hemos reproducido y expandido en cada rincón del planeta gracias a nuestra capacidad de vencer la naturaleza, hemos ido al espacio y transformamos los minerales en máquinas que calculan toneladas de información en fracciones de fracciones de segundos. De todo esto nos sentimos muy orgullosos. Tanto así que debemos pensar que somos mucho más inteligentes que nuestros antepasados.
Hasta ahora, las mediciones históricas en los niveles de inteligencia cognitiva habían demostrado un pequeño incremento en las últimas décadas desde la II Guerra Mundial. Este fenómeno fue bautizado como “efecto Flynn”, y se le atribuyen los mejores resultados al aumento en la escolaridad y la familiaridad de los encuestados con este tipo de exámenes. Sin embargo, el “efecto Flynn” se ha estancado en varios países desarrollados.
Por ello, el nuevo estudio conjunto de las universidades de Amsterdam, Umea y College Cork ha resultado intrigante. Sometidos a un test que mide la capacidad de reacción de los individuos frente a distintos estímulos, los registros que se tienen de la era Victoriana (1837-1901) son superiores a los actuales. O sea, nuestros ancestros del siglo XIX habrían sido más inteligentes que nosotros.
Publicado en Intelligence Journal, la investigación revela que hay 14 puntos de coeficiente intelectual disminuidos desde la era Victoriana hasta nuestros días, al menos en las sociedades occidentales.
El doctor Jan te Nijenhuis, uno de los co-autores del estudio, indica que uno de los motivos de estos resultados podría ser que hoy en día las mujeres con mayor capacidad intelectual suelen tener menos hijos que las mujeres menos inteligentes, que tienen mayor descendencia.
Otros académicos son de la opinión que el retroceso en la capacidad intelectual del ser humano se viene degenerando desde hace miles de años, con el sedentarismo. “La reducción en la inteligencia humana (si es que la hay) podría haber comenzado cuando la selección genética se tornó más relajada”, indica el doctor Gerald Crabtree, de la universidad de Stanford, explicando que en sociedades que apoyan mucho a sus individuos (cuando se comenzó a vivir en ciudades) la selección natural de los individuos más capaces (en términos darwinianos) habría dejado de ser tan determinante.
¿Será acaso que en este tipo de sociedad, donde no hay que cazar para sobrevivir y el alimento y la información están al alcance de un click, que nuestra mente se ha aflojado?
Redacción «Entre Noticias»