¿Y si hay empate?, la historia tiene la respuesta – #ElectionDay

El sistema electoral de voto indirecto que tiene los Estados Unidos podría dar pie a que cada candidato tuviera por igual 269 votos electorales al final de la jornada, ¿en este panorama cómo se resuelve la disputa?.

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Empate

El sistema electoral estadounidense

El sistema de elección presidencial en los Estados Unidos es indirecto, es decir, los ciudadanos eligen a los 538 miembros del Colegio Electoral que son quienes, en última instancia, eligen al presidente y al vicepresidente.

A cada estado le corresponde en el Colegio un número de compromisarios igual al número de senadores federales (dos para cada uno de ellos) más el número de sus miembros en la Cámara federal de Representantes, que es proporcional a la población.

Además, el Colegio incluye tres compromisarios por el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital del país, Washington, que no es considerado un estado y tiene en la Cámara baja un miembro testimonial sin voto.

Por lo general, en la elección presidencial el candidato que logra el respaldo de la mayoría de los ciudadanos de un estado -lo mismo da que sea con el 51 % que con el 99 %- se lleva el total de los compromisarios atribuidos a ese estado en el Colegio Electoral.

Para ser elegido presidente es necesario obtener 270 votos electorales, es decir, una mayoría simple.

Elecciones reñidas

La elección fue reñida en 20 estados, donde el margen de victoria para los dos candidatos fue menor de cinco puntos porcentuales.

Los analistas indican que el punto decisivo en la campaña fue el primer debate televisado entre los dos candidatos, donde Kennedy se impuso con un estilo y fresco frente a un nervioso Nixon que no paraba de sudar.

Kennedy ganó ese año con el 49,7% de los votos, comparado con el 49,6% de Nixon: apenas 113.000 votos populares de doferencia de 68 millones emitidos. En tanto, el margen del colegio electoral fue más amplio: 303 a 219.

Esas elecciones se vieron teñidas por rumores de fraude que impulsaron a los republicanos a pedir el recuento de votos en los numerosos estados donde los resultados fueron cerrados.
En 1976 se repitió un escenario parecido. En esa elección se enfrentaron el republicano Gerald Ford- quien se hizo cargo de la presidencia luego de que Nixon renunciara por el escándalo de Watergate- y el ex senador y gobernador de Georgia Jimmy Carter.

Carter debió enfrentar el desafío de ser un candidato desconocido por su lejanía de Washington, pero también un debate lo ayudó en las urnas. Luego de aquel fatídic cruce entre Nixon y Kennedy, los candidatos volvieron a enfrentarse en un debate televisado donde Ford no quedó muy bien parado al afirmar que la Unión Soviética no dominaba a Europa Oriental y nunca lo haría.

Finalmente Carter ganó con el 50,1% del voto popular (Ford obtuvo el 48%) y con un margen de 297-240 votos en el colegio electoral.

Pasaron varias décadas hasta que se registró un final cerrado en una elección. Fue en 2000 cuando se enfrentaron el candidato demócrata Al Gore y el entonces gobernador de Texas e hijo de un ex presidente, George W Bush.

Gore ganó con el 48,38% de los votos populares y Bush se quedó con el 47,87%. Sin embargo, cuando la Corte Suprema volvió a contar los votos en el estado de Florida, el candidato republicano obtuvo la victoria en el voto estatal.

Este fue el triunfo más cerrado y polémico de todos: solo 537 votos de seis millones emitidos.

Bush se proclamó presidente con 25 votos del colegio electoral de Florida en un total de 271.
Nuevamente en 2004 George W Bush entró en la carrera electoral por la presidencia y se enfrentó al senador demócrata por Massachusetts John Kerry.

Estas fueron unas elecciones muy especiales ya que durante el mandato de Bush se registraron los atentados del 11 de setiembre. En ese sentido el entonces presidente no dudó en dirigir su campaña en la seguridad nacional.

Bush consiguió 286 votos electorales frente a los 251 de Kerry.

En la historia de Estados Unidos fueron varias las elecciones que terminaron con un final más que ajustado. Los analistas indican que la carrera electoral entre Barack Obama y George Romney podría colarse entre las más reñidas.

¿Y si hay empate?

Dado el sistema electoral que tiene Estados Unidos, podría ocurrir que, como resultado de esta elección indirecta, cada candidato tuviera por igual 269 votos electorales.

La enmienda 12 de la Constitución que recoge el proceso de elección del presidente y el vicepresidente da la clave para resolver esta infrecuente, pero no imposible, situación de empate.

Si ningún candidato recibiera la mayoría de los votos electorales, es la Cámara de Representantes la que elegiría al presidente, pero con un procedimiento especial de voto.

A cada grupo de representantes de un mismo estado se le asignaría un sólo voto y los tres miembros del Distrito de Washington no participarían.

El presidente se elegiría por mayoría simple, de manera que serían necesarios 26 de los 50 votos para ganar. Si volvieran a quedar en tablas con 25 votos cada uno se tendría que repetir la votación las veces que fuera necesario, porque la Cámara no tiene normas de desempate.

Si la Cámara se mantuviera en su composición actual, Romney partiría con ventaja, porque los republicanos son mayoría en más estados que los demócratas.

Por otra parte, el Senado, compuesto por 100 senadores, sería el encargado de elegir al vicepresidente y cada miembro de la Cámara Alta emitiría un voto.

La elección también sería por mayoría simple pero, si ambos quedaran con 50, el actual vicepresidente, que es el presidente del Senado, sería quien inclinaría la balanza.

Si la Cámara de Representes no hubiera elegido al presidente para la fecha de la inauguración de su mandato, fijada para el 20 de enero, el vicepresidente electo haría las veces de presidente interino hasta que el desempate se resolviera en la Cámara.

En la historia de EE.UU., la Cámara de Representantes ha tenido que elegir sólo dos veces al presidente: en 1801 a Thomas Jefferson, que se enfrentaba a John Adams y Aaron Burr, y en 1825 a John Quincy Adams, que competía contra William Crawford y Andrew Jackson.

En cuanto al vicepresidente, el Senado eligió en 1837 a Richard Johson frente a Francis Granger como vicepresidente de Martin Van Buren.

De momento, si se suman los votos de los estados indiscutiblemente demócratas y de los que muestran en estos momentos una inclinación clara por este partido, Obama tendría asegurados, según los medios, un total de 243 votos del Colegio Electoral, sólo 27 menos de los 270 necesarios para proclamarse vencedor.

Romney, por su lado, tendría asegurados sólo 206 votos electorales, por lo que necesitaría ganar 64 votos más, lo que reduce para él el número de combinaciones victoriosas.

La diferencia se jugará en los estados indecisos de Florida (29 votos), Ohio (18), Virginia (13), Wisconsin (10), Colorado (9), Iowa (6) y Nuevo Hampshire (4), que es donde las campañas han echado el resto hasta los últimos momentos de la campaña.

 

Entre Noticias/Miami Diario

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